Pedro Diego Gil López
A Jesús A. Salmerón Giménez
El mar es el destino, amigo,
El mar es el destino, amigo,
los lejanos mares inéditos
para la pluma del
albatros,
los cielos de nubes
viajeras,
que nos atraen dulcemente
en busca del último páramo
donde irán nuestras
palabras
sobre el piélago
inacabable
que siempre nos deseó,
hasta alcanzar la isla del
tesoro
y la soledad del náufrago
en sus playas enormes y
vírgenes.
Desde el idílico paraíso
escribirás tus ágiles
notas
en las hojas secas de los
cocoteros,
las enrollarás con mimo
y las meterás en un
botella de ron,
que lanzarás desde el
arrecife
de tus bravos pensamientos
al océano de la libertad,
para que siga llegándonos
en dorados atardeceres,
a los arenales de nuestro
recuerdo
el arte de la expresión
verbal
con tus dichos y razones
amables,
con la sonora prosa de tu relato
para que leamos por
siempre
todo lo que aún nos
cuentas
a través del infinito mar
de la vida.
© Pedro Diego Gil López
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