Rosa Campos Gómez
"Resucitemos.
Hagamos que sea todo
como dicen los cuentos."
A. Caride
A. Caride
Descubrí la poesía de Anabel Caride un día en el que unos
versos insertados en una fotografía me atrajeron; tras ellos, por primera vez, vi
el nombre de su autora.
Por estadísticas cada vez
más fiables –cierto que de cosecha propia e individual–, creo que nos sale al
encuentro lo que necesitamos. Tenía intención de buscar un poema escrito por una mujer actual para un artículo, aunque no en ese
instante en que en la red virtual deslizaba a través de la pantalla los versos
ilustrados:
Busqué el texto poético al que pertenecían y me encontré con este
blog (http://anabel-nanasparahombresgrises.blogspot.com), que recomiendo, y del que me he permitido la
licencia de tomar la mayoría de poemas que aquí comparto.
Cuando escribí ESA DESCOMUNAL CLASE DE ENAMORAMIENTO, texto al que he aludido anteriormente –en el que hacía un pequeño juego con las palabras y el tiempo–, incluí dos de sus
poemas. Más adelante vi un comentario de
ella al pie del artículo y me pareció una hermosa actitud de cercanía, algo que
indicaba su calidad humana.
Anabel Caride (Sevilla)
profesora de Lengua y poeta, ha
publicado Nanas para hombres grises,
Tinta en el almanaque, Lloverá sobre tu nombre, Allanamiento de morada. Su poesía
es intensa, con olor a fresco y musicalidad atrayente:
CONTUBERNIO JUDEOMASÓNICO (Lloverá
sobre tu nombre)
Nunca comprenderás cuánto te extraño
al tomarme un café, mudo testigo,
cuando suena la música que acaso
preservé del olvido.
Cuando vuelve el invierno a visitarme,
tu paisaje resuena en mis oídos,
cordilleras nevadas, miel caliente
que viene a derretirse con tus mimos.
Nunca comprenderás que son mis manos
el lenguaje que un día me inventé
para palpar la piel que me regalas
como un atardecer.
Tal vez esta oquedad que nos separa
no sepa de fronteras:
solo sé que te miro y calla el tiempo,
que el mundo se detiene y nos espera.
ZONA DE TRÁNSITO
“Dijiste: iré a otra tierra, iré a otro
mar; buscaré una ciudad mejor que esta…No hallarás otras tierras ni otros
mares. La ciudad irá contigo adonde vayas” (KAVAFIS)
Como sé de transbordos y autopistas
supe de capitanes que no alcanzan
la costa de los mapas;
los caminos se tuercen al doblar una
esquina
y aparece una extraña silueta
que nos ate a unas piedras
que nunca acariciaron los pies.
Resistirse es inútil al dios de las
tormentas.
El timón no obedece las leyes del asfalto
y enfila nuevas ínsulas
que nunca concibiera Estrabón.
La tierra está en el alma y nunca pide al
súbdito
permiso de llegada.
Abre bien las pupilas y préndete a los
riscos
que jamás degustara el estómago;
disfruta acariciando, navegante,
la piel de los cangrejos.
ANACRONISMO
Abrigaré estas ganas de vivir leyendo los
periódicos:
los sueldos faraónicos que no van a
pagarme,
la triste comisión por mirar de soslayo,
la torpe necedad de suponer
que somos un rebaño.
Invertiré en consumo para frenar el ansia
de amar sin aditivos.
Rogaré a algún experto en asuntos ajenos
que me limpie la casa,
que sonría al observar cómo visten a un
hijo
sin mancharse las manos.
Tomaré rayos uva.
Esta piel susceptible al viento, al
aguacero,
los cambios de estación se equivocó de
siglo.
AUTODEFINIDO
No soy un triste bulto
que menee la sopa
con la mano derecha,
que pretenda seguir
la senda adoquinada
por lugares comunes.
En mi especie no caben
verdades absolutas que coreen los necios;
soy un escarabajo
que extravió el camino al volver
al negro vertedero.
ORDEN DE LOS FACTORES
Escribir sin saber
de quién serán los ojos,
prestar un universo a quien ignora
que somos humedad.
Mi liviana condena en la tierra
fue hallar el alfabeto
de los que no pudieron susurrarlo
delante de los labios del volcán.
TELÓN DE BOCA (Nanas para hombres
grises)
DETRÁS de las metáforas
yace mi corazón apuntalado,
las arterias que sangran suicidios
cotidianos,
amargas despedidas sin final de película.
Fotogramas que nunca llegaron a ocupar
la blanca gran pantalla,
decepciones sin Óscar ni esquela en el
periódico.
Aquel daguerrotipo que la vida
se negara a mostrarme,
la luna de un espejo
del Callejón del Gato cuando apagan los
focos;
la torpe figurante cuya escena
no apareció en los créditos
elige un carboncillo, toma asiento
y se mancha las manos.
APOLOGÍA DEL ALMAX
Corro por navidades en sentido contrario,
ignoro el protocolo que estipule quién se
sienta a mi lado
a hablarme de chubascos y galernas,
a quién debo votar para no ser idiota,
qué tipo de morcón combina con mi bolso en
noches de cuaresma…
Escapo de películas de gordos en pijama
rojizo
con barbas sobaqueras,
el olor a perfume pegajoso que nunca
sacaremos del envase.
No me gusta la nieve ni pienso convertirme
en cebolla
forrada de franela.
Me molesta la música que embotella felices
momentos familiares como si fuera aceite,
esa torpe manía de convocar a gente
inadecuada
que apenas se saluda por la calle.
Como todos los fastos por decreto,
jamás he comprendido el sadismo
de torturar a un yerno ante las campanadas
de la tele:
más bien “la cosa nostra” es tan de nadie
que hacemos lo que sea para olvidarla.
INSUMISIÓN
Resucitemos.
Hagamos que sea todo
como dicen los cuentos.
Exprimamos la noche
que un día nos negaron.
Llevemos amuletos
contra el escepticismo;
es nuestro este pedazo de infierno
que un día nos vendieron.
POEMA
Abril quiere decir a todo el mundo
que su madre es POEMA,
que fabrica caricias a granel
que no venden las tiendas.
Corrige a los extraños, enfadada,
cuando escucha “poeta”,
palabra inadecuada, ciertamente,
que nunca han comprendido
los mayores de 4.
Le han dicho los dibujos de sus libros,
los raros garabatos del papel,
que un zurdo nunca fue un desobediente que
pintara de rosa
las fichas de la escuela y proclama a
Neptuno
que el mundo fue y será de los bajitos
que ignoran la aritmética.
Con su cara de pilla,
los dientes que aún conserva y no quieren
caer,
aún no ha descifrado el acertijo
que no dan en la clase:
su madre no es “poeta”, era POEMA.
Poetas
son sus ojos.
PRIMER AMOR
El archivo primero
guardado por mis dedos ner -
vio - sos
sigue en el disco duro del corazón;
no voy a eliminarlo.
Me hacen
cos – qui – lli – tas sus
errores,
la torpeza manejando el ratón
que es hoy otra falange
de mi mano.
Las versiones siguientes repiten, sin
querer, su arquitectura;
estéril simulacro.
Los nombres se suceden en la agenda
como cambia, al crecer, el vestuario.
Olvidados los nombres, los detalles precisos
nos salen al encuentro una mañana
al abrir un archivo.
Las manos han perdido el tem – blor – ino-cen-te …
pero somos los mismos.
Gracias por escribirla, por colaborar a que siga despierta y
despertando.
© Rosa Campos Gómez
Acabo de encontrar esta entrada trasteando al azar por la red(ya sé que lleva mucho publicada) pero la ilusión es la misma. Gracias, Rosa; en este mundo de egos virtuales y blogueros, aún queda la magia de que alguien desconocido se haya tropezado igualmente con tus versos y escriba cosas tan hermosas al respecto. No sé por qué me recuerda a Cortázar...
ResponderEliminarMuchas gracias, Anabel, por tu comentario. Estas tecnologías tienen esa virtud, necesaria, de allanar caminos mostrando palabras poéticas que acercan… Es un regalo leer lo que escribes y compartes, y un placer ampliar la onda de ese contenido en este espacio… Cortázar y su particular enfoque de la vida, tan singular y, no obstante, cercano.
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