Jesús A. Salmerón Giménez
Hoy se cumplen 100 años
del nacimiento del escritor, economista, ensayista y referencia moral de toda
persona de bien de este país, José Luis
Sampedro, que nos dejó no hace todavía cuatro años y, secretamente, habita
en todos nosotros.
Con motivo del centenario,
en Notas queremos rendir un modesto homenaje a este excepcional humanista, uno
de los grandes escritores e intelectuales de España (escucharle, y leer sus
maravillosos libros, es siempre como recibir una bocanada de aire fresco, un
soplo de vida que insuflan a nuestros azacaneados corazones), citando de
nuestro amado autor un florilegio de frases, pensamientos y fragmentos
literarios: unos breves textos pero que atraviesan el sentir de Sampedro (decir
sentir no es gratuito: Sampedro, contó Trías,
prefería darle una vuelta a la famosa cita de Descartes y decir: "Siento, luego existo"), escritor,
pensador y maestro inmenso, al que de forma certera Carlos París definió como “economista de
pensamiento y de práctica, pero no de la tropa de quien nos fustiga, sino de
quien encarna la economía humana, progresista”.
Lecciones del maestro:
...hay culturas que
tratan de iluminar, de profundizar dentro de uno mismo.
...escuchar al maestro,
guardar silencio, meditar, esperar a ver qué ocurre. Otras culturas viven hacia
fuera, más pendientes de los resultados que del proceso de aprendizaje. Una
vela, un quinqué dan luz, iluminan, permiten ver; en cambio, unos focos deslumbrantes
ciegan, dificultan la visión. El maestro está para ayudar a ver, no para cegar
a sus discípulos.
Desde la infancia nos
enseñan; primero a creer lo que nos dicen las autoridades, los curas, los
padres... Y luego a razonar sobre lo que hemos creído. La libertad de
pensamiento es al revés, lo primero es razonar y luego creeremos lo que nos ha
parecido bien de lo que razonamos.
El día que se nace uno se
empieza un poco a morir. Estamos acostumbrados a ver la muerte como algo
negativo, y yo estoy tan cerca que no puedo dejar de pensar en este asunto,
pero pienso con alegría vital. Lo que no nos enseñan es que el día que se nace
se empieza uno a morir, y la muerte nos acompaña cada día.
Deberíamos vivir tantas
veces como los árboles, que pasado un año malo echan nuevas hojas y vuelven a
empezar.
Siempre se puede, cuando
se quiere.
Uno escribe a base de ser
un minero de sí mismo.
El tiempo no es oro; el
tiempo es vida.
Qué importa mi boca
cerrada, ¡cuando piensas con el alma te oyen!
La vida es una navegación
difícil sin una buena brújula.
El niño siempre anda
buscando. Entonces, si no se siente buscado, por fuerza pensará que el mundo
falla y le rechaza.
La vida es un arder y el
que no arde no vive.
CREDO PERSONAL
Creo en la Vida, Madre
Omnipotente,
Creadora de los cielos y
de la tierra.
Creo en el Hombre, su
hijo,
Concebido en creciente
evolución,
Progresando a pesar de
los Pilatos
Que inventaron sus dogmas
reaccionarios
Para aplastar la Vida y
sepultarla.
Pero la Vida siempre
resucita
Y el Hombre sigue en
marcha hacia el futuro.
Creo en los horizontes
del Espíritu
Y en la energía cósmica
del mundo,
Creo en la Humanidad
siempre adelante,
Creo en la Vida
perdurable.
Amén
José
Luis Sampedro
© Jesús A. Salmerón Giménez
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