jueves, 5 de enero de 2017

REIVINDICANDO A GALDÓS


 Jesús A. Salmerón Giménez

El 4 de enero se cumplieron 97 años del fallecimiento de D. Benito Pérez Galdós.


Este escritor es para mí, después de Cervantes -con el que tiene importantes afinidades: "conocieron lo que es generosidad y fueron capaces de comprender y respetar una actitud humana o un punto de vista contrarios a los suyos" (Cernuda)-, el mejor novelista español de todos los tiempos. Soy adicto a su literatura (¡yo amo Fortunata y Jacinta!: una novela perfecta, inmensa, emocionante, monumental, que se mide con las mejores creaciones de su tiempo), que es realista, psicologista:  posee -en palabras de Tabucchi- "una ferocidad increíble, casi balzaquiana, una capacidad de penetración en el alma humana que es portentosa, superior a casi todo lo que he leído".

Sin embargo, en nuestro país fue humillado y ofendido ( “en España el trabajo y la inteligencia siempre se han visto menospreciados. Aquí todo lo manda el dinero”-Valle Inclán dixit-: ésta sí es verdadera Marca España): sus últimos años fueron terribles (la tristeza, la ceguera, la arteriosclerosis...), pero sobre todo "el odio/de media España,/la indiferencia/de la otra media./ Le arrebataron/el premio Nobel/y se burlaron/del "olor a garbanzos"/que hay en sus libros." (Emilio Pacheco)

Este genio literario que amplió el mundo con sus personajes y capturó el fulgor de la vida, que desveló los arcanos de la historia y nos describió los engranajes de la sociedad, alcanzó con su pluma-memorable, honesta, elegante- el fondo del alma humana.

En su memoria, dejo aquí el maravilloso poema de Luis Cernuda: un extraordinario homenaje que rindió el gran poeta a Galdós.

DÍPTICO ESPAÑOL. II

BIEN ESTÁ QUE FUERA TU TIERRA

Su amigo, ¿desde cuándo lo fuiste?
¿Tenías once, diez años al descubrir sus libros?
Niño eras cuando un día
En el estante de los libros paternos
Hallaste aquéllos. Abriste uno
y las estampas tu atención fijaron;
Las páginas a leer comenzaste
Curioso de la historia así ilustrada.

Y cruzaste el umbral de un mundo mágico,
La otra realidad que está tras ésta:
Gabriel, Inés, Amaranta,
Soledad, Salvador, Genara,
Con tantos personajes creados para siempre
Por su genio generoso y poderoso,
Que otra España componen,
Entraron en tu vida
Para no salir de ella ya sino contigo.

Más vivos que las otras criaturas
Junto a ti tan pálidas pasando,
Tu amor primero lo despertaron ellos;
Héroes amados en un mundo heroico,
La red de tu vivir entretejieron con la suya,
Aún más con la de aquellos tus hermanos,
Miss Fly, Santorcaz, Tilín, Lord Gray,
Que, insatisfechos siempre, contemplabas
Existir en la busca de un imposible sueño vivo.

El destino del niño ésos lo provocaron
Hasta que deseó ser como ellos,
Vivir igual que ellos
Y, como a Salvador, que le moviera
Idéntica razón, idéntica locura,
El seguir turbulento, devoto a sus propósitos,
En su tierra y afuera de su tierra,
Tantas quimeras desoladas
Con fe que a decepción nunca cedía.

Y tras el mundo de los Episodios
Luego el de las Novelas conociste:
Rosalía, Eloísa, Fortunata,
Mauricia, Federivo Viera,
Martín Muriel, Moreno Isla,
Tantos que habrían de revelarte
El escondido drama de un vivir cotidiano:
La plácida existencia real y, bajo ella,
El humano tormento, la paradoja de estar vivo.

Los bien amados libros, releyéndolos
Cuántas veces, de niño, mozo y hombre,
Cada vez más en su secreto te adentrabas
y los hallabas renovados
Como tu vida iba renovándose;
Con ojos nuevos los veías
Como ibas viendo el mundo.
Qué pocos libros pueden
Nuevo alimento darnos
A cada estación nueva en nuestra vida.

En tu tierra y afuera de tu tierra
Siempre traían fielmente
El encanto de España, en ellos no perdido,
Aunque en su tierra misma no lo hallaras.
El nombre allí leído de un lugar, de una calle
(Portillo de Gilimón o Sal si Puedes),
Provocaba en ti la nostalgia
De la patria imposible, que no es de este mundo.

El nombre de ciudad, de barrio o pueblo,
Por todo el español espacio soleado
(Puerta de Tierra, Plaza de Santa Cruz, los Arapiles,
Cádiz, Toledo, Aranjuez, Gerona),
Dicho por él, siempre traía,
Conocido por ti el lugar o desconocido,
Una doble visión: imaginada y contemplada,
Ambas hermosas, ambas entrañables.

Hoy, cuando a tu tierra ya no necesitas,
Aún en estos libros te es querida y necesaria,
Más real y entresoñada que la otra:
No ésa, mas aquélla es hoy tu tierra,
La, que Galdós a conocer te diese,
Como él tolerante de lealtad contraria,
Según la tradición generosa de Cervantes,
Heroica viviendo, heroica luchando
Por el futuro que era el suyo,
No el siniestro pasado donde a la otra han vuelto.

La real para ti no es esa España obscena y deprimente
En la que regenta hoy la canalla,
Sino esta España viva y siempre noble
Que Galdós en sus libros ha creado.
De aquélla nos consuela y cura ésta.

                Luis Cernuda: Desolación de la Quimera (1962)


  © Jesús A. Salmerón Giménez




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