Rosa Campos Gómez
La primera vez que vi el
nombre de Maruja Mallo
fue escrito en una biografía de un poeta que admiro; tiempo después lo
escuché
durante una conferencia sobre la vida y obra de este mismo poeta. La
citaban por el influjo que esta relación sentimental había producido
en la obra de él. A penas dijeron nada de ella, solo, y casi
borrosamente, que era pintora. Quise saber más sobre esta
mujer.
No fue fácil entonces
encontrar datos entonces. Ahora hay bastante información sobre esta
gran creadora española, hábil en romper cualquier barrera que obstaculizara
su visibilidad como mujer y como pintora; generadora de una ingente obra, dado que vivió 93 años, productivos casi todos
ellos.
Ana María Gómez González (Vivero, Lugo, 5 de enero de 1902- Madrid, 6 de febrero de 1995), conocida como Maruja Mallo, inició su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Avilés, continuándolos en Madrid –donde se instala su familia en 1922- en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde fue compañera de Dalí, con él conoció a los integrantes de la Generación del 27, de la que ella forma parte.
Transgresora, vanguardista
sin reservas, realizó una performance – que daría lugar al “sinsombrererismo”– junto a tres de sus amigos; así nos lo cuenta
ella en el buen documental Imprescindibles-
Maruja Mallo: “Sí, sí, todo el mundo llevaba sombrero, era un pronóstico de
diferencia social. Pero un buen día a Federico, a Dalí, a mí y a Margarita
Manso, se nos ocurrió quitarnos el sombrero, y al atravesar la Puerta del Sol
nos apedrearon, insultándonos…”
Y Concha Méndez guarda este recuerdo: "Había conocido a la pintora
Maruja Mallo y empecé a salir con ella por Madrid. Íbamos por los barrios
bajos, o por los altos, y fue entonces que inauguramos un gesto tan simple como
quitarse el sombrero.”
Como vemos Mallo está en
los dos momentos considerados pioneros de
“Las Sinsombrero”, acto que era una manera de quitar las diferencias
entre clases sociales para acercarse más al pueblo llano que era el que iba con
la cabeza despejada, y de simbolizar la libertad de pensamiento.
Fue la única mujer que
expuso en los salones de la Revista de
Occidente, invitada por Ortega y Gasset, en 1928. La muestra fue
un éxito, abriéndole las puertas nacionales e internacionales.
En sus pinturas
encontramos el realismo mágico…, hay tanto que decir: sobre sus temas, sus colores, su tratado teórico, sus
aplicaciones matemáticas y geométricas a la plástica, sus
relaciones, críticas recibidas, el exilio y su vuelta… Hablaremos de ello en otro
artículo, Maruja Mallo se lo merece, por todo lo hecho y por el tiempo que estuvo
silenciada.
Federico García Lorca dijo de su pintura:"Maruja Mallo, entre Verbena y Espantajo toda la belleza del mundo cabe dentro del ojo, sus cuadros son los que he visto pintados con más imaginación, emoción y sensualidad."
Federico García Lorca dijo de su pintura:"Maruja Mallo, entre Verbena y Espantajo toda la belleza del mundo cabe dentro del ojo, sus cuadros son los que he visto pintados con más imaginación, emoción y sensualidad."
Algunas obras de Maruja Mallo:
Ciclista
La Verbena
Maruja Mallo y Josefina
Carabias con Antro de fósiles
Ilustración para Revista de Occidente
© Rosa Campos Gómez
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