lunes, 23 de enero de 2017

LA VISIBILIDAD DE MARUJA MALLO


 Rosa Campos Gómez
 

La primera vez que vi el nombre de Maruja Mallo fue escrito en una biografía de un poeta que admiro; tiempo después lo escuché durante una conferencia sobre la vida y obra de este mismo poeta.  La citaban por el influjo que esta relación sentimental había producido en la obra de él. A penas dijeron nada de ella, solo, y casi borrosamente, que era pintora. Quise saber más sobre esta mujer. 


No fue fácil entonces encontrar datos entonces. Ahora hay bastante información sobre esta gran creadora española, hábil en romper cualquier barrera que obstaculizara su visibilidad  como mujer y como pintora; generadora de una ingente obra, dado que vivió 93 años, productivos casi todos ellos.  


Ana María Gómez González (Vivero, Lugo, 5 de enero de 1902- Madrid, 6 de febrero de 1995), conocida como Maruja Mallo, inició su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Avilés, continuándolos en Madrid –donde se instala su familia en 1922- en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde fue compañera de Dalí,  con él conoció a los integrantes  de la Generación del 27, de la que ella forma parte. 

Transgresora, vanguardista sin  reservas, realizó una  performance  – que daría lugar al “sinsombrererismo”–   junto a tres de sus amigos; así nos lo cuenta ella en el buen documental Imprescindibles- Maruja Mallo: “Sí, sí, todo el mundo llevaba sombrero, era un pronóstico de diferencia social. Pero un buen día a Federico, a Dalí, a mí y a Margarita Manso, se nos ocurrió quitarnos el sombrero, y al atravesar la Puerta del Sol nos apedrearon, insultándonos…

Y Concha Méndez guarda este recuerdo: "Había conocido a la pintora Maruja Mallo y empecé a salir con ella por Madrid. Íbamos por los barrios bajos, o por los altos, y fue entonces que inauguramos un gesto tan simple como quitarse el sombrero.

Como vemos Mallo está en los dos momentos considerados pioneros de  “Las Sinsombrero”, acto que era una manera de quitar las diferencias entre clases sociales para acercarse más al pueblo llano que era el que iba con la cabeza despejada, y de simbolizar la libertad de pensamiento.

Fue la única mujer que expuso en los salones de la Revista de Occidente,  invitada por Ortega y Gasset, en 1928. La muestra fue un éxito, abriéndole las puertas nacionales e internacionales.

En sus pinturas encontramos el realismo mágico…, hay tanto que decir: sobre sus temas, sus colores, su tratado teórico, sus aplicaciones matemáticas y geométricas a la plástica, sus relaciones, críticas recibidas,  el exilio y su vuelta… Hablaremos de ello en otro artículo, Maruja Mallo se lo merece, por  todo lo hecho y por el tiempo que estuvo silenciada.

 Federico García Lorca dijo de su pintura:"Maruja Mallo, entre Verbena y Espantajo toda la belleza del mundo cabe dentro del ojo, sus cuadros son los que he visto pintados con más imaginación, emoción y sensualidad."

Algunas obras de Maruja Mallo: 


 
La mujer con cabra


 
Ciclista

La Verbena


Maruja Mallo y Josefina Carabias con Antro de fósiles



Ilustración para Revista de Occidente




© Rosa Campos Gómez

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