lunes, 30 de enero de 2017

TÚ NO ERES COMO OTRAS MADRES. ANGELIKA SCHROBSDORFF




 Jesús A. Salmerón Giménez

La felicidad de un paraíso que acabó en infierno. El relato de ese viaje, del paraíso al infierno, es el único modo de salir de este. De eso trata este libro memorable. 
                                                                                    Andrés Trapiello
                                                                                         


La fascinación se inicia en las primeras frases del libro y continúa –acreciendo– a lo largo de toda la narración. El milagro sucede: la promesa de un tiempo de lectura que se extiende ante nosotros ilimitado se hace realidad: la potencialidad de inicio se mantiene en toda su duración como pocas veces sucede en la literatura: no podemos interrumpir la lectura, nada existe fuera de la geometría perfecta del libro...

Esta autobiografía, que funciona como una novela, es un libro memorable: un libro que mejora nuestra perspectiva sobre la primera mitad del siglo XX en Alemania –cuando se incubó el huevo de la serpiente y cuando eclosionó el monstruo: los felices años veinte, el ascenso del nazismo, la incredulidad de los judíos, la noche de los cristales rotos, el exilio, los campos de concentración, la guerra...– y sobre la vida (todas las vidas son un proceso de demolición, nos enseñó Scott Fitzgerald): un libro que narra la historia de una mujer apasionante, que nos hace reflexionar –y nos estremece– sobre la libertad, sobre el amor, la maternidad, la amistad, la pérdida y la solidaridad.

Angelika Schrobsdorff reconstruye en Tú no eres como otras madres la vida de su progenitora, Else Kirschner (Berlín, 1893 – Gauting, 1949),"una mujer criada en una familia judía burguesa que no se conformó con los planes que sus padres tenían para ella y desde muy joven hizo gala de una personalidad indomable, que la llevaría a disfrutar con intensidad del Berlín de los años veinte, a tener tres hijos de tres hombres diferentes y a comenzar de cero cuando la amenaza del Holocausto la condujo al exilio."

El libro es a la vez la narración de una vida apasionante y unas memorias colectivas sobre una época y un lugar determinados. La crónica de un viaje al infierno de los vivos, de cómo lo aceptamos y formamos parte de él. Con la extraordinaria capacidad para describir lo más profundo y devastador de la naturaleza humana: el sino de vivir encadenados a un destino inexorable, a un infierno tras otro (Mahmud Darwix).

 En cualquier caso, una historia genuina, bien contada, con brillante pulso narrativo, un realismo aplastante, personajes complejos, pletóricos de matices y de vida y, sobre todo, dotada de una insólita potencia expresiva que nos engancha a la historia de estas vidas convulsas y nos deja en estado de shock y no podemos soltar el libro hasta que llegamos al último punto, e incluso después se queda muy adentro de nosotros y nos siguen persiguiendo, inquiriendo, hipnóticamente, sus personajes…

© Jesús A. Salmerón Giménez



viernes, 27 de enero de 2017

CLUB ATALAYA - ATENEO DE LA VILLA, GRACIAS


 Rosa Campos Gómez
Cincuenta es un número muy respetable de años, especialmente si se cumplen estando erguido sobre una columna de alto compromiso sociocultural que no pierde solidez y carisma, como le ocurre al Club Atalaya-Ateneo de la Villa de Cieza, emblemático espacio de puertas abiertas, cuya fuerza se debe a las personas que desde 1967 se han volcado en que ese compromiso sea el mejor alambique que destile unas actividades vigorosas que han enriquecido a todos los vecinos  que hemos querido cruzar el umbral de ese portón amplio, coronado por una pintura mural que reproduce El Cuarto Estado, de Giuseppe Pellizza da Volpedo, anunciando, ya desde fuera, que son las cuestiones del pueblo –que lo atribulan, alegran, revitalizan…– las que más les interesan y las que ponen en juego. 

 El Cuarto Estado (1901), Giuseppe Pellizza da Volpedo

Nos han propiciado años de encuentro fértil en los que se ha aprendido y disfrutado: Conferencias con ponentes excepcionales que han hablado de realidades que pedían ser visibilizadas; gran cine en largo y corto metraje, nuevo, clásico, experimental, de autor –imperdible e impagable la semana de `Cine Mágiko´ que organizan–; recitales; música en sus distintas modalidades; teatro en su variedad de géneros; exposiciones de fotografías, de pintura; abundantes y necesarios textos editados para conocer la historia local desde sus diferentes ángulos; historia del esparto recogida en un precioso museo, con genuinas muestras en directo de algunas de sus producciones; preocupación y acción en la recuperación de la Memoria Histórica; Jornadas Republicanas. Jornadas del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer; Jornadas Contra la Violencia de Género; Talleres de dulces navideños… Club de Lectura.

Y todo ello en cálidas salas, encendiendo en días de invierno varias estufas para qué los asistentes no se enfriaran –cuando el dinero no llegaba para la calefacción–, o en el espléndido  patio abundado de luz de sol en el día y cubierto en las noches de verano por el azul casi negro de un cielo  próximo, habitado por una luna siempre acompañada por su delicada y constante cohorte de estrellas; cielo, bajo el que aparte de presenciar las actividades programadas,  se toman unas de las más exquisitas tapas locales. Zonas donde percibimos una acogida realmente cercana, dejando explícito el humanismo que allí anida.

Gracias por estos 50 años cumplidos y compartidos, logro no siempre fácil en empresas altruistas.  Que el buen hacer prosiga. ¡Feliz Aniversario!

 


       © Rosa Campos Gómez




miércoles, 25 de enero de 2017

VIRGINIA WOOLF, UNA VIDA PROPIA


Jesús A. Salmerón Giménez






No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente.
                          Virginia Woolf


Siempre he sentido una profunda fascinación por Virginia Woolf: por la persona y por su literatura. He admirado sus ideas, expresadas siempre con extraordinaria claridad y agudeza:

La vida es un halo luminoso, una envoltura semitransparente que nos envuelve desde que tenemos una conciencia hasta el final.

Sí, siempre mantened los clásicos a la mano para prevenir la caída.

La vida es un sueño, el despertar es lo que nos mata.

Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no ha comido bien.

Empiezo a desear un lenguaje parco como el que usan los amantes, palabras rotas, palabras quebradas, como el roce de las pisadas en la acera, palabras de una sílaba como las que usan los niños cuando entran en un cuarto donde su madre está cosiendo y cogen del suelo una hebra de lana blanca, una pluma, o un retal de chintz. Necesito un aullido, un grito.

Porque es una lástima muy grande no decir nunca lo que uno siente…


Y me han asombrado sus maravillosas novelas, pletóricas siempre de poesía y genio (libros como La señora Dalloway, Al faro, Las olas...), en las que nos subyuga el estilo, la forma única que tiene de captar los sentimientos y las sensaciones. Como escribió Borges:

Virginia Woolf ha sido considerada «el primer novelista de Inglaterra». La jerarquía exacta no importa, ya que la literatura no es un certamen, pero lo indiscutible es que se trata de una de las inteligencias e imaginaciones más delicadas que ahora ensayan felices experimentos con la novela inglesa.

Virginia Woolf, una de las escritoras y ensayistas más prominentes del siglo XX, fue también adalid del movimiento feminista: en Una habitación propia nos regala una espléndida reflexión sobre la dificultad de labrarse una carrera literaria como mujer, en un mundo de hombres.

La historia de la oposición de los hombres a la emancipación de las mujeres es más interesante quizá que el relato de la emancipación misma. (Pág. 52)

Pero para mí es la escritora de Orlando. Como, de nuevo, sostiene Borges: 

En Orlando (1928) también hay la preocupación del tiempo. El héroe de esa novela originalísima —sin duda la más intensa de Virginia Woolf y una de las más singulares y desesperantes de nuestra época— vive trescientos años y es, a ratos, un símbolo de Inglaterra y de su poesía en particular. La magia, la amargura y la felicidad colaboran en ese libro. Es, además, un libro musical, no solamente por las virtudes eufónicas de su prosa, sino por la estructura misma de su composición, hecha de un número limitado de temas que regresan y se combinan.

Novela de deslumbrante aliento poético, llena de imágenes fascinantes, de gran belleza y una sutil ironía: un libro que trasciende cualquier género por su profunda sutileza laberíntica, por su desbordante imaginación, libre y transgresora, como era esta genial escritora que una mañana de primavera se metió una voluminosa piedra en el bolsillo del abrigo y entró en las frías aguas del río Ouse, y anegó el mundo, en busca de la única experiencia que nunca podría relatar…

(Tenía 59 años. Había escrito nueve novelas, cinco ensayos y dejó inéditos tres volúmenes de ensayos, una novela -Entre actos-, sus diarios y una voluminosa -y apasionante- correspondencia)



 © Jesús A. Salmerón Giménez