Jesús A. Salmerón Giménez
“Me moriré en París con aguacero, / un día del cual tengo ya el recuerdo…”
Hoy, 15 de abril, se cumplen 78 años del fallecimiento de César Vallejo, uno de los más grandes poetas en lengua castellana. Precisamente, me ha sorprendido el aniversario (cómo no!!) leyendo un excepcional libro sobre el gran poeta andino Vallejo en los infiernos, de Eduardo González Viaña, espléndidamente editado por Alfaqueque ediciones.
Este poeta, cuyos versos hieren como espadas de dulzura, y de cuya lectura nadie sale ileso, frecuentó, de manera notable, otros géneros literarios, pero es en la poesía donde alcanza su grandeza ("su poesía es superior a nuestras fuerzas, no cabe en el diccionario", escribió Ortega"). Entre su libros, destacan: Los Heraldos Negros, Piedra Negra sobre una Piedra Blanca, Paco Yunque, El Tungsteno, España, aparta de mí este cáliz, Poemas humanos...No obstante, para mí, siempre será el autor del vanguardista poemario, tristísimo y dulce, Trilce.
César Vallejo no murió en jueves como tenía planeado (sería en la mañana del Viernes Santo de 1938), pero sí en París (allí está su tumba,en Montparnasse, sobre ella figura el epitafio (todo un poema): "He nevado tanto, para que duermas") y llovió (aunque no fue aguacero, sino llovizna).
La causa de su muerte fue un enigma (el médico dijo: "Este hombre se muere, pero no sé de qué"). Hace un cuarto de siglo, el alemán Hans Magnus Erzensberger dictaminó: "Las enfermedades de que sufrió Vallejo eran desconocidas en la medicina. Una se llamó España, y la otra, una enfermedad muy vieja y muy venerable: el Hambre".
Aquí dejo, en su memoria, como homenaje a uno de los poetas más notables y honestos que he leído, este inmenso poema de José Emilio Pacheco.
"BIRDS IN THE NIGHT"
(Vallejo y Cernuda se encuentran en Lima)
Al partir de las aguas peruanas, la anchoveta ha puesto en crisis a la industria pesquera y ha provocado, en las ciudades del litoral, la invasión de las hambrientas aves marinas.
"Excélsior", 1972
Toda la noche oigo el rumor alado desplomándose
y como en un poema de Cisneros
albatros cormoranes y pelícanos
se mueren de hambre en pleno centro de Lima
bodelerianamente son vejados
Aquí por estas calles de miseria
(tan semejante a México)
César Vallejo anduvo fornicó deliró
y escribió algunos veros
Ahora sí lo imitan lo veneran
y es "un orgullo para el Continente"
En vida lo patearon lo escupieron
lo mataron de hambre y de tristeza
Dijo Cernuda que ningún país
ha soportado a sus poetas vivos
Pero está bien así
¿No es peor destino
ser el Poeta Nacional
a quien saludan todos en la calle?
© Jesús A. Salmerón Giménez
© Jesús A. Salmerón Giménez
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