Jesús A. Salmerón Giménez
En memoria
"Cada hombre lleva en sí la forma entera de la condición humana”.
Un día como hoy nació Michel Eyquem de Montaigne (28 de febrero de 1533 -13 de septiembre de 1592 -59 años-).
Ayer, en un delicioso día que no logró turbar el inmisericorde viento, con el fondo único del mosaico que componen las flores de los árboles frutales (melocotoneros, ciruelos...) de la huerta de Cieza y el rumor de las aguas del río Segura, hablaba con mi amigo Javier Díaz Molina sobre el genial bordelés que se encerró famosamente en su torre circular con las paredes rebosantes de libros y las vigas del techos cubiertas de citas en latín. Y ambos coincidíamos en que Los Ensayos iluminan nuestro tiempo, y nos siguen proporcionando conocimiento sobre la naturaleza humana. Y es que no se puede comprender la cultura occidental sin el pequeño gran Gascón, pero, lo que para Javier y para mí es todavía más importante, la lectura de sus Ensayos constituye un regalo para el alma del lector, un placer extraordinario. Hoy, en el día del aniversario de su nacimiento, como humilde y emocionado recuerdo dejo aquí espigadas algunas frases y reflexiones que, a lo largo de los años, han ido haciendo mentes (notoriamente) más conspicuas que la mía sobre Montaigne, cuya obra continúa siendo la base sobre la que novelistas, ensayistas y poetas siguen creando su discurso personal y colectivo:
MUÑOZ MOLINA: "A Montaigne se llega por primera vez en un cierto momento de la vida y ya está volviendo siempre, o llegando siempre, porque siempre tiene algo de inédita bienvenida".
ORSON WELLS: “Lo leo como otra gente lee la Biblia: abro mi Montaigne y leo una página o dos, al menos una vez por semana, por placer, sin más. Para mí, no hay mayor goce en el mundo”.
STEFAN ZWEIG "Es en esta hermandad de destino cuando Montaigne se convierte en mi hermano indispensable, en mi amigo, mi amparo y mi consuelo, pues ¡qué desesperadamente parecido es su destino al nuestro!”.
JOSEP PLA: «No me canso de leer los Ensayos de Montaigne. Paso con ellos horas enteras, de noche, en la cama. Me producen un efecto plácido, sedante, me dan un delicioso reposo. Encuentro en Montaigne una gracia casi continua, llena de incesantes e inagotables sorpresas. Una de ellas proviene del hecho de que Montaigne tiene una idea muy precisa de la insignificante posición del hombre en la tierra».
FLAUBERT: "Leed a Montaigne... Os tranquilizará". "Leedlo para vivir".
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1. Fotografía de la torre de Montaigne en Saint-Michel-de-Montaigne.
© Jesús A. Salmerón Giménez
© Jesús A. Salmerón Giménez
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