miércoles, 9 de diciembre de 2015

AL FINAL DE LA ESCAPADA: TOMAD NOTAS DE UN LIBRO PRODIGIOSO

                                                                                Jesús A. Salmerón Giménez

                     “la certidumbre que aguarda siempre entre los escombros”.

Los tres relatos que componen este admirable libro (recrea tres episodios históricos protagonizados por tres poetas míticos: San Juan de la Cruz, Friedrich Hölderlin y Fernando Pessoa), escritos con extrema delicadeza y serenidad, te embelesan desde el primer momento, desde los maravillosos títulos ("Ven hermana mía esposa"; "Parece que vivimos en una edad de plomo"; "No sé quién soy ni qué alma tengo") con los que, en cada uno de ellos, se inicia  el camino  (en actitud de huida) del que ya no tornamos igual, nunca.

La prosa del poeta es liviana y precisa: avaro de palabras, sabe del valor de cada una de ellas y también que todas cuentan: Las palabras, de puntillas, "ingrávidas y gentiles", atraviesan la narración (llenas de luz: celebran la vida) y van creando las historias que llegan directas al corazón y a la inteligencia del lector.

En este libro, el poeta ibicenco Vicente Valero (a quien no conocía: pronto remediaré tamaña ignorancia) nos muestra un recorrido íntimo de la fuga (muerte, locura y desdoblamiento) de los tres inmensos poetas: Juan de la Cruz (s. SVI), Friedrich Hölderlin (s. XIX) y Fernando Pessoa (s. XX).

En el camino (de perfección) que emprenden se van dejando jirones de su alma, hasta la aniquilación personal: es el precio que paga el artista que persigue la esencia del arte, de la belleza. Nosotros los acompañamos en la extraordinaria búsqueda, saltando de frase en frase -cada una, pequeña obra de arte o "soledad infinita"-, sin aliento, hasta el final de la escapada, contemplándolo todo con un respeto profundo, estremecidos por la emoción y la belleza y con la impresión de haber asistido a un prodigio.

"Aquel orfebre órfico que era Fernando, engastador de girasoles abstractos y acentos circunflejos, parecía tener el don de vislumbrar, parecía conocer ya bien el oficio que se aprende a oscuras


© Jesús A. Salmerón Giménez

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