domingo, 6 de diciembre de 2015

A VUELTAS CON CERVANTES


Jesús A. Salmerón Giménez


Misterioso asesinato en casa de Cervantes -libro con el que Juan Eslava Galán ganó el último Premio Primavera de Novela- se centra en uno de los últimos infortunios que vivió el autor del Quijote cuando era ya un "hombre viejo y fracasado": a las puertas de la casa de Cervantes aparece el cadáver de un hidalgo de nombre Gaspar de Ezpeleta, circunstancia que, además de venir pintiparada para una novela negra, provocó que nuestro héroe de Lepanto “la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros”, acompañado de sus hermanas y sobrinas (las no menos misteriosas -y siempre “entre lenguas"- Cervantas) diera de nuevo con sus desdichados huesos en las cárceles del rey (los mismos por los que, cuatrocientos años más tarde, tanto se afanarían en recuperar, una legión de científicos armados con tecnología punta, en el Convento de las Trinitarias en Madrid).

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La novela, con "las licencias necesarias para facilitar la lectura al lector", intenta remedar el estilo de la época (además de en el lenguaje –por cierto, de extraordinaria riqueza-, la extensión del libro es más o menos el de una novela ejemplar de Cervantes y el título de los capítulos es también, a imitación de aquellas, explicativo) y el color de aquellos años convulsos de la España del Siglo de Oro, agotada por las guerras y con sus calles llenas de pícaros, tullidos y busconas. Y resulta fiel a los hechos históricos, además de estar escrita con admiración y respeto por la figura del autor de El Quijote (la primera novela moderna y la mejor de todas ellas). No obstante, a pesar de lo dicho, la verdadera protagonista de la novela es la bella, graciosa y perspicaz Dorotea (¡Ay, como la de Lope!), un personaje femenino que nada tiene que ver con el de mujer sojuzgada y analfabeta, que podemos definir como estándar en la literatura de la época. Las Cervantas saben más que los ratones coloraos, y, desde luego, leer y escribir: En la familia existía la tradición de que la mujer tenía que aprender a valerse por sí misma (de todos es sabido que la visión que tiene Cervantes de la mujer es muy adelantada para su época). Esta reivindicación de la mujer, de su fuerza,  sabiduría y buen hacer, es, a mi juicio, otro punto fuerte de esta deliciosa novela, que se lee como un episodio cervantino más.


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En resumen, la novela -histórica, con trama noir- mantiene el interés, se lee rápido y nos lleva ante la inmensa figura de Cervantes, que a mí, a pesar de que la intriga está bien construida, es lo que más me interesa, porque tengo una gran familiaridad con él (don Miguel es, aunque no tenga plato en la mesa, uno más en mi casa), lo leo continuamente y me interesa todo lo referente a su vida (por cierto, con más puntos oscuros que Plutón).



Imágenes:
1. Dorotea, grabado de Gustave Doré (Estrasburgo 1832- París, 1883), de la edición en italiano De Quijote, que hizo E. Perino en 1888.
2. Miguel de Cervantes, atribuido a Juan de Jáuregui  (Sevilla,1583 - Madrid,1641), pintor, poeta y teórico literario español del Siglo de Oro.

© Jesús A. Salmerón Giménez

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