Rosa Campos Gómez
“La tierra que no es labrada llevará abrojos y espinas
aunque sea fértil; así es el entendimiento del hombre”.
“Lee y conducirás, no leas y serás
conducido”.
Santa Teresa
Escribir
sobre ella es hacerlo sobre una de las mujeres más carismáticas y activas de la historia de Occidente, así lo demuestra el interés que se ha tenido por
su vida y su obra a lo largo de estos cinco siglos, ya desde sus
contemporáneos: la Inquisición (en la zona oscura de ese interés citado), que la acosó, recogiéndole los textos que no pudieron ver la
luz hasta cuatro años después de su muerte, publicados por fray Luis de León (con él nos situamos en zona de claidad), en cuyo prólogo dice: "...en la
forma del decir, y en la pureza y facilidad del estilo, y en la gracia y buena
compostura de las palabras, y en una elegancia desafeitada, que deleita en
extremo, dudo yo que haya en nuestra lengua escritura que con ellos se iguale".
Gerardo Diego nos dice que “Santa Teresa escribe, no tanto como habla, sino como es. Es escribiendo, lo es en su totalidad y unidad”; y Azorín ve en su lenguaje una singularidad que puede elevarlo por encima del de Cervantes, partiendo de este enfoque: el de ella corresponde al tiempo en el que el castellano se estaba haciendo y cuando el autor del Quijote escribe, éste ya estaba prácticamente configurado (Tragedia de Numancia y El trato de Argel, primeras obras de Cervantes, datan de 1582, mientras que la primera de ella, Cuenta de conciencia, es de 1560).
Gerardo Diego nos dice que “Santa Teresa escribe, no tanto como habla, sino como es. Es escribiendo, lo es en su totalidad y unidad”; y Azorín ve en su lenguaje una singularidad que puede elevarlo por encima del de Cervantes, partiendo de este enfoque: el de ella corresponde al tiempo en el que el castellano se estaba haciendo y cuando el autor del Quijote escribe, éste ya estaba prácticamente configurado (Tragedia de Numancia y El trato de Argel, primeras obras de Cervantes, datan de 1582, mientras que la primera de ella, Cuenta de conciencia, es de 1560).
Otra
muestra de la consideración hacia su obra la tenemos en Jean de Quintanadioine, que en
1601 traduce al francés Vida, a la que seguirá Camino de perfección y Castillo interior.
Rosa
Navarro, filóloga, catedrática de Literatura Española de la Universidad de
Barcelona y comisaria de la exposición Teresa
de Jesús. La prueba de mi verdad, dice de ella: “Es una
escritora única que creó la primera autobiografía de no ficción en lengua
romance y una innovadora en la expresión”, y que en sus textos “Habla del
alma porque la escritura era su otro yo”.
Con la reforma que aplicó se convirtió en una transgresora que modernizó y equilibró a la Orden religiosa en la que entró a formar parte. Poseyó una inteligencia práctica genuina. Como escritora nos legó
una obra importante, desde la que podemos adentrarnos en aquel tiempo y
penetrar en diferentes dimensiones: Cuenta de conciencia, Constituciones, Exclamaciones, Camino de
perfección, Fundaciones, Meditaciones
sobre el
"Cantar de los cantares", Libro de la vida, Visita de descalzas, Vejamen y Cuatro avisos.
"Cantar de los cantares", Libro de la vida, Visita de descalzas, Vejamen y Cuatro avisos.
Fue
una mujer apasionada que sigue apasionando, la riqueza y complejidad de su
personalidad invita a ser motivo de estudio y de creatividad, como podemos comprobar en investigaciones, ensayos, novelas, películas, series, conferencias, exposiciones, pinturas y esculturas.
Teresa de Cepeda y Ahumada quiso ser y estar como mujer libre, dando una vuelta de tuerca a los tiempos en que le tocó vivir.
Imágenes:
1. Versos del poema `Nada te turbe´, que solía llevar consigo, anotados en un papel.
2.Teresa de Jesús, hacia 1576 (detalle), fray Juan de la Miseria.
El realizado por fray Juan de la Miseria, se considera el primer y único
retrato en vida de Teresa de Jesús. Al parecer (según una leyenda no
demostrada) tras ver el resultado, ella le dio su opinión: “Dios te perdone, fray
Juan, que ya que me pintaste, podías haberme sacado menos fea y legañosa”. Este
retrato fue modelo de casi todas las posteriores pinturas que se realizaron.
3. Santa Teresa, hacia
1650. Francisco de Zurbarán
4. El éxtasis de Santa Teresa, 1647-1652 (detalle) Gian Lorenzo Bernini.
4.Teresa de Ávila (detalle), 1827, François Gérard.
La primera vez que vi la obra de François Gérard me dije que en nada se
parecía a Santa Teresa (según los retratos vistos), después pensé que había una fuerza
enigmática en ese rostro que quizá hablara del interior que el pintor pudiera haber
captado a través de lo que supo de la mística, representándolo en esta creación; o quién sabe si hubo una modelo
real que representaba para él la imagen de Teresa.
http://www.cervantesvirtual.com/bib/bib_autor/santateresa/
https://hlopezbello.wordpress.com/2015/03/28/
https://www.flickr.com/photos/avilas/
© Rosa Campos Gómez
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