martes, 27 de octubre de 2015

"PARAD EL MUNDO QUE YO ME BAJO"


Jesús A. Salmerón Giménez

          “Parad el mundo que yo me bajo".
                                               Groucho Marx

La editorial Siruela atesora en su catálogo un éxito notable (y breve): Biografía del silencio, del español Pablo d’Ors, un ensayo (de índole muy personal) escrito por un afamado narrador de ficción (y sacerdote), en el que se nos propone un viaje a través de la práctica de la meditación.

"La meditación nos con-centra, nos devuelve a casa, nos enseña a convivir con nuestro ser, nos agrieta la estructura de nuestra personalidad hasta que, de tanto meditar, la grieta se ensancha y la vieja personalidad se rompe y, como una flor, comienza a nacer una nueva".

La meditación es quizá la única forma de conseguir el sueño del viejo  humorista -¡y que tantos compartimos!-: bajarnos del mundo. En todo caso,  es la que ha seguido, con encomiable perseverancia, este escritor en las últimas tres décadas. Y nos lo cuenta en este pequeño pero exquisito libro. Biografía del silencio recoge su búsqueda de sí mismo, las raíces de su identidad;  con unos comienzos al principio desalentadores, hasta que poco a poco logra, evitando las distracciones, contemplar la realidad "tal cual es", "sin la distorsión de nuestro micromundo de anhelos, miedos, intereses...".

Me lo he leído de un tirón: ha sido una lectura estimulante, preñado el librito de luminosas reflexiones:
 “En cuanto comenzamos a juzgar los resultados, la magia de la vida se disipa.”
Nos pasamos la vida manipulando cosas y personas para que nos complazcan. Lo que nos disgusta tiene su derecho a existir.”
La vida se nos va en el esfuerzo por ajustarla a nuestras ideas y apetencias.”
Reflexionamos para paralizarnos, para encontrar un motivo que justifique nuestra inacción. Pensamos mucho la vida, pero la vivimos poco.”

No obstante, a pesar del indudable interés de su método de pensamiento, que requiere silencio y quietud, he de decir que yo prefiero mi método móvil y ruidoso, al que llamo "meditación ambulante", que viene siendo practicado desde la antigüedad (¡los viejos maestros Rousseau, Borges, Kafka, Benjamin, Sterne, Walser, Sebald...!), y que Vila Matas, con prosa más precisa y elegante, denomina los viajes andados.

Dejo aquí una sugerente y profunda reflexión del autor, y salgo a la calle, a caminar.

"Meditar estimula la verdad. Te das cuenta de que mientras tú te encuentras en una situación pasiva el mundo sigue girando, sin necesidad de tu participación. Esa humildad conjura la tentación de hombre contemporáneo de desarrollar un activismo desaforado. No se trata de abolir el ego. Éste tiene su función pero es que hemos acabado dándole un papel muy predominante, hasta el punto de convertirse un criterio rector. Con la meditación es posible comprender que somos parte de un todo. Nadie ensalza a la mano derecha cuando socorre a la mano izquierda porque ha sufrido una herida, porque tenemos claro que pertenece a un mismo cuerpo. Las personas evolucionadas espiritualmente sienten al otro como propio. Esa es la auténtica caridad cristiana y la compasión budista"





© Jesús A. Salmerón Giménez

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