sábado, 17 de octubre de 2015

MIGUEL EN EL PAÍS DE LOS POBRES


Jesús A. Salmerón Giménez

El caprichoso azar ha querido que la conmemoración del Día internacional de erradicación de la pobreza coincida con la efeméride del nacimiento de Miguel Delibes (Valladolid, 17 de octubre de 1920 - Valladolid, 12 de marzo de 2010). El hombre que defendió, en la vida y en su literatura, a los desposeídos y les dio, en sus (prodigiosos) libros, la voz que habían perdido en la maleza; y les devolvió la dignidad que les quiso arrebatar la vida, vino al mundo -a Castilla para ser más precisos, a «una Castilla seca, dura, pobre, trabajadora, donde la escasez es escasez y no literaria austeridad» (Umbral)- el día señalado para recordar a los pobres, a los desheredados del mundo (en España, más de trece. millones de personas (mal) viven por debajo del umbral de la pobreza , según las últimas -y desalmadas- estadísticas), como si estuviera predestinado a ello.

Este castellano conciso y recio «un chopo alto y solitario, puntiseco, dominando un mar de surcos con los trigos apuntados», nos mostró, desde dentro, los mecanismos de la pobreza y los prejuicios hondamente arraigados en relación a ella, y el gran abismo que media entre la riqueza y la miseria. Y lo hizo desentrañando Castilla, de cuyas gentes y tierras nos dio una visión real, no idealizada, alumbrándola de manera extraordinaria en sus novelas, y a través de ella alcanzó la universalidad de su obra. Las vidas truncadas por la pobreza, marcadas por la crueldad y la miseria, están representadas en la memorable galería de sus personajes. En Los santos inocentes (para mí, en esencia, nuestros Miserables), en AzaríasPaco el Bajo, Régula, la Niña Chica…encarnan a los oprimidos de la Tierra.


Como él mismo confesaba en el discurso que pronunció al recoger el premio Cervantes,  los personajes de Miguel Delibes no sólo han formado parte de él, son él, sus miedos, sus pasiones, sus escenarios. Y por ahí andan, en la eternidad de un libro, nutriendo la imaginación y la inteligencia de los lectores:
Los niños de El camino, el Senderines de La mortaja, o el Nini, de Las ratas; don Eloy, de La hoja roja; el viejo jubilado de El patio de vecindad; o Nilo, el Viejo, protagonista del cuento Los nogales. Cecilio Rubes de Mi idolatrado hijo Sisí, el señor Cayo, Pacífico Pérez, el maravilloso, y antes citado, Azarías de Los santos inocentes o el último, Cipriano Salcedo

Este inmenso escritor, que encarna el alma noble y austera del castellano,  nos sigue dando una lección literaria, pero también moral, a través del tiempo, y lo hace, por encima de la importancia de sus historias y su prosa, por medio de sus enormes protagonistas, que viven de verdad, habitan y alientan nuestra memoria, y  permanecerán para siempre en el haber sentimental del lector que "no deja de buscar el fulgor de la vida y la pasión moral en la literatura" (Antonio Muñoz Molina).

En este día, en el que desde distintos medios e instituciones se insta a no perder de vista nuestra obligación fundamental de eliminar la pobreza en todas sus formas, recordemos también a  Miguel Delibes,  quien se mostró siempre solidario con ellos y les dedicó –a poner fin a la  marginación de las personas que viven en la pobreza y a desentrañar y combatir esa terrible injusticia-, lo mejor de su alma, lo mejor de sus libros.

                       

                         

© Jesús A. Salmerón Giménez


2 comentarios:

  1. Como es natural,de acuerdo con tus comentariospara mí de lo mejor de nuestro mediado sigloxx.No quiero olvidarme de Cinco horas con Mario que habla de otra pobreza,la incomunicación de la mujer y sus pequeñas frustraciones .,en contraposición a Ángeles,La mujer de rojo,su querida compañera,mujer plena y colaboradora con él.

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  2. Dos retratos maravillosos de mujeres,que nos siguen conmoviendo. Gracias, Maite.

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