Jesús A. Salmerón Giménez
In
memóriam
El
hombre que confundió a su mujer con un sombrero, quien fuera nuestro
Antropólogo en Marte, el de los imposibles Despertares, el hombre que nos
acompañó Con una sola pierna al fondo de las complejidades de la mente humana,
el magnífico escritor de los neurorrelatos (casos clínicos que, como un
prodigioso alquimista, transmuta en pequeñas joyas literarias) basándose en su
experiencia con pacientes y en vivencias que experimentó a lo largo de su vida.
Sacks, considerado por algunos como el neurólogo más famoso del mundo,
desrrolló también otras pasiones (Botánica, Química, pero también este
extraordinario ser humano que fue Oliver Sacks, llegó a ser campeón nacional de
halterofilia, culturista y corrreoso motero de los Ángeles del Infierno).
Este
eminente científico y formidable humanista (nos describió cada caso
-extraordinarios, extraños- en el contexto de la vida personal del paciente:
Oliver Sacks no nos habla de enfermedades sino de personas, siempre),
dedicó libros al síndrome de Tourette, a
las alteraciones en la visión del color, al mundo de los sordos, a las
alucinaciones, la música y el cerebro... (Alguno de sus libros se han llevado al cine, como
Despertares, la película protagonizada por Robert De Niro y Robin Williams).
Sin
embargo, es el El tío Tungsteno, su autobiografía, el libro que más
hondamente me ha impresionado de toda su obra y también de todos los que he
leído. Lo leí hace 12 años, y está fresco, como recién escrito en mi memoria.
El libro es una colección de recuerdos del joven Sacks, sus aficiones
científicas, su vida familiar y sus ensoñaciones sobre el mundo que le
esperaba:
Cuando
tenía seis años estalla la Segunda Guerra Mundial, y es enviado a un internado
en el campo (un infierno dantesco de hambre y penurias, regido por un sádico
director que torturaba y abusaba a sus alumnos. No es de extrañar su admiración
temprana por Dickens). Cuando regresa a
Londres, encuentra su salvación en el mundo de la ciencia: su tabla de naúfrago
es una pequeña barrade tungsteno (su tío
Dave, "el tío Tungsteno", dueño de una fábrica de bombillas eléctricas es quien lo inicia en la ciencia). "Y
así, totalmente absorto en la física y la química, el adolescente va
descubriendo el mundo experimento a experimento y construyéndose un peculiar
paraíso intelectual, donde sus héroes son Lavoisier, Marie Curie, Mendeleev y
su tabla de los elementos periódicos").
El
amor, la pasión por la ciencia: Los primeros años de formación de un
científico, de un científico prodigioso.
Descanse
en paz.
© Jesús A. Salmerón Giménez
© Jesús A. Salmerón Giménez
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