lunes, 15 de junio de 2015

PASCUAL L. MOTELLÓN, `PEQUEÑO FORMATO´



Rosa Campos Gómez


Pascual Lucas Motellón (1951)  expone Pequeño formato en el Aula  de Cultura de CajaMurcia, Cieza. La muestra contiene una treintena de obras, la mayoría de 30X30, en las que los productos que ofrece la tierra son los protagonistas.

 Como las joyas que aparecen en sus estuches sobre un fondo negro que hace destacar más la pieza de orfebrería, así nos muestra el autor las frutas que ha pintado, porque la realidad plástica que las envuelve anda implicada con el valor que la belleza natural de sus vidas les confiere. Y es que Motellón retrata fielmente lo que ve en sus paseos constantes por esta tierra que tan pródiga anda de estos alimentos, y lo que vio en su niñez, cuando iba camino de la escuela desde Perdiguera al Maripinar un día con otro, andando campo a través.



La riqueza de la agricultura local se percibe al mirar sus cuadros y comprobar la variedad vegetal que recogen, encontrando, además, una precisión en la comunicación del  color y de sus gradaciones, y exactitud en las proporciones de  cada una de las piezas dibujadas y pintadas  con  limpieza en el trazo. Teniendo como superficie donde descansan sólo ese negro que  otorga un aire surrealista que puede llegar a inquietar, a cuestionarnos  por qué emergen  de él,  «utilizo ese fondo  por comodidad …o quizá por miedo a otros fondos más amorfos»,  nos dice el pintor.

Es una tarde noche tranquila,  nos hallamos sentados en la sala primera del aula,  rodeados de sus pinturas trabajadas  con acrílico en soporte de lienzo. Mantenemos una conversación  sosegada y fluida, como no podía ser de otra forma conociéndolo. Hablamos de aspectos técnicos: «aprendí  el control de la técnica muy tarde, con la experiencia  que da la práctica, y cuando veo  esto pienso que era lo que yo deseaba conseguir. Trabajo con cierta rapidez y eso me produce satisfacción porque veo lo que voy avanzando». 
Hacemos una pausa para mirar unos ajos  que tenemos en una pintura ubicada en la pared más próxima –en el logro de sus acertados matices–, y comentamos sobre el  hiperrealismo que contienen.  

                          
                         

Toda la obra es de un figurativismo realista sorprendente, con unas gamas tonales que dan el volumen adecuado y un punto  justo de sazón a cada una de las piezas representadas. Me dice: «ni siquiera tengo curriculum  porque de poco sirve decir que he estado  en Florencia, Nueva York, etc., si después la obra que muestras no lo refleja.  Yo sé que soy  un aficionado, aunque he tenido premios y mi obra ha sido varias veces seleccionada. Para mí el curriculum está en que la pintura que expongas tenga  una calidad artística». Afirma que le ha costado llegar al punto en el que está ahora, que ha pintado mucho, desde siempre,  pero que no siempre ha obtenido el resultado deseado. 

          
Se le nota la admiración que siente por su padre cuando cuenta sus inicios en la pintura: «el pintaba  cabezas de cabras y de caballos en la pared, y yo quería aprender a hacer lo mismo. Cuando él volvía del pueblo y me llevaba una caja de lápices de colores, eso significaba para mí algo muy grande. De mi padre aprendí el amor por la naturaleza, por los animales, hasta el punto que tengo un blog, Fotofaunacieza, en el que comparto fotos de animales exclusivamente de Cieza, y a las que añado  datos de cada especie retratada».

El pintor Jesús Carrillo fue para él un referente importante; cuenta con admiración  que cuando tenía unos diez años e iba camino de la escuela lo veía muy a menudo  llegar en su Vespa y ponerse a pintar a la sombra de una olivera; le fascinaba verlo pintar paisajes. Dice que cuando volvía, el pintor ya  se había ido pero allí se quedaban los trapos de limpiar los pinceles con ese olor a trementina que para él suponían algo valioso por sí mismos.

Motellón, que se considera autodidacta, recibió clases en 1964 de don  Antonio  Fernández, catedrático de Dibujo del Instituto Laboral de Cieza, y posteriormente ha ido  asistiendo a talleres de pintura. Cuenta con unos trescientos libros de  arte en su casa,  a los que le gusta acudir para aprender e informarse, también  ha participado en numerosos concursos de pintura rápida por buena parte de la península, en algunos de ellos le han comprado el cuadro mientras lo estaba haciendo, y dice que «lo vendía sin esperar a exponerlo para que fuese premiado, porque en realidad  me daba igual recibir o no un premio. Lo que siempre he buscado ha sido divertirme,  y como eso lo tenía, lo demás me daba igual».

Sobre los temas que ha tocado comenta:  «antes  he hecho otras cosas,  mucho paisaje, retrato, collages con cuerdas y con alambres… Hiperrealismo y surrealismo». Ahora se decanta por otros temas, como los productos agrícolas, si bien Pequeño formato no responde a ningún proyecto en particular, «no he sido pintor de proyectos concebidos con un fin, sólo uno he tenido  a lo largo de los años que llevo en esto,  ha sido el de la `Bolsas de plástico´. Surgió cuando dijeron que las iban a quitar porque contaminaban  y  pensé en  homenajearlas de alguna manera, y como me gustaba ver el efecto que tenía la fruta  dentro de ellas, pues eso dio para una serie, tengo cuadros de más de dos metros con el tema  de bolsas y frutas. Ya hay una exposición concertada con estas obras».

Le pregunto por la lectura y dice que no suele leer mucho, que tiene una vida en la que  hace lo que le apetece; después de ayudar a Isabel  (su mujer) con el cuidado de los nietos (tiene dos hijos, Carlos  –padre de dos niños–  y Alberto) sale a recorrer parajes ciezanos y cuando vuelve a casa no le apetece coger un libro, se duerme: «Lo que más leo son  libros relacionados con el arte, también alguna biografía de los políticos que se retiran, sobre todo si tenemos afinidad ideológica, porque suelen contar cosas que cuando estaban en activo no decían, y me gusta conocer esas anécdotas  y situaciones que desconocíamos. Antes leía novelas, pero ahora esto no me atrae tanto, sí recuerdo, como algo que me llegó bastante, la obra de Miguel Delibes, y en especial Los santos inocentes, porque me di cuenta de que cosas que yo había visto, como tenerle que dar los pollos al señorito y estar al tanto de lo que exigían, eran asuntos muy bien reflejados por este escritor».

Cita a Monet como pintor al que admira, entre otros, y dice que le gusta mucho la fotografía, cuenta que hace muchos años hizo un curso de educación a distancia con el que aprendió  a hacer y revelar  fotografías, que le regalaron todas las herramientas de laboratorio a las que les sacó bastante rendimiento, herramientas que su hijo Alberto (Tete Lukas), un día rescató del trastero y supo seguir sacándole provecho propio.

Pascual L. Motellón continua haciendo fotos,  a ellas acude para sus pinturas, y otras las muestra en el blog antes citado, las toma haciendo puestos en los que aguarda cuanto tiempo sea necesario  para retratar a unos animales a los que no es fácil encontrar y dejarse posar, pero para eso él tiene paciencia. Procura mostrarlas tal y como las recoge, no le gusta retocarlas.

Dice  que para que el arte y la cultura sigan vigentes tienen que haber estímulos escolares, pero que donde de verdad se inician los críos en esta materia es en casa, «o les das arte o fútbol o bar, cualquiera de estas cosas los estimulará en una dirección, e introducirlos en el arte les va aportando muchos valores humanos».

Al preguntarle sobre la relación actual entre la cultura  y la política dice que «hace falta rodearse de buenos asesores, y el  ministro del ramo tiene que tener sensibilidad hacia este tema, si no la tiene no sirve de nada. Nos espera un futuro oscuro si no se le da a la cultura  la importancia que  tiene, si no se valora lo que para el pueblo es fundamental. Es más, creo que si no se subvenciona  el arte, aunque haya creadores,  no puede sobrevivir; se necesita un mecenazgo».

Dos mujeres se acercan a un cuadro que contiene  unos tomates en un plato de duralex  y se les escucha decir: «¡parecen de verdad! ¡Qué bien pintados!».

 Ha sido una charla muy grata entre las hermosas imágenes de los productos agrícolas, pinturas que ha creado este artista ciezano que posee una trayectoria considerable,  y al que le queda mucho camino por delante,  con esa particular manera de sentir lo que hace y que define con la sencillez que lo caracteriza: «vivo la pintura como un divertimento,  y  la entiendo como una forma de enriquecimiento personal».



                    




               

              
 © Rosa Campos Gómez

No hay comentarios:

Publicar un comentario