El grupo
de teatro Pintxatro, dirigido por Emmanuel Vizcaíno –que
será quien ponga voz a las respuestas de esta entrevista–, ha sido creado e
integrado por alumnos de la Escuela de Arte Dramático de Murcia. Se dedican a hacer comedia, y acompañan las representaciones de sus obras con una
pequeña cena fría. Nos dice el director que cuentan con un grupo permanente de actores que
van rotando según el espectáculo. Empezaron a funcionar hace un año y medio, y han llevado a los escenarios doce obras distintas.
Pintxatro, ¿algún vasco por
aquí? ¿Cómo surge este proyecto?
(Risas) No, ningún vasco. Aunque
tengamos a un vizcaíno.
El proyecto surge como respuesta a
una necesidad propia de los componentes. Aunque parezca mentira, en la Escuela
de Arte Dramático no te subes al escenario tantas veces como uno desearía. Así
que lancé la idea de crear un grupo permanente que nos diera la oportunidad de
trabajar tantas veces como quisiéramos. Tuve la suerte de encontrarme con un
grupo maravilloso de compañeros que me dijeron que sí.
Al principio, el ritmo fue algo
frenético; llegamos a escribir, montar y representar tres obras distintas sólo
en un mes.
La idea de dar comida y bebida
en el teatro, ¿de quién fue y cómo está resultando?
Yo vengo de Huércal Overa, un
pueblo muy bonito de Almería. Allí, y casi por casualidad, empecé a hacer
teatro en sitios menos comunes: al aire libre, en restaurantes, discotecas,...
Y me di cuenta de que el público reaccionaba mucho mejor cuando tenía una
cerveza en la mano. La relación que creas con el espectador es distinta. A
diferencia de los teatros convencionales, donde el público se sienta a ver algo
encorsetado en una butaca, nuestro público tiene la libertad de levantarse si
no le gusta lo que ve; o al menos, soportar un espectáculo que no es de su
agrado con una birra en la mano.
Por otro lado, soy un apasionado
de la cocina. La idea era hacer comida temática: cada pintxo estaría integrado
con el argumento del texto. Así, por ejemplo en El mensaje de Gabriel,
tenemos alitas -de pollo, a falta de ángeles-, patatas a la franciscana y, de
postre, huesos de santo, todo en sintonía con la temática religiosa de la obra.
La acogida de la propuesta ha sido
magnífica y le debemos todo a un público, que no sólo viene una y otra vez,
sino que se encarga de enganchar a más gente en esta locura.
Además de la cerveza, ofrecemos
una cena fría que siempre consiste en tres pintxos: dos salados y uno dulce.
Suficientes para cenar. Como he dicho, siempre se piensa el menú en relación a
la obra. A veces, incluso, se ha pensado la obra a partir de un plato.
Gastronomía y teatro se unen mejor de lo que nos pensamos.
También se tiene en cuenta que hay
público vegetariano, así que siempre hay una alternativa gastronómica para
ellos.
Cinco euros
parece un precio muy asequible para todo lo que ofrecéis, ¿así queréis llegar a
otro público con menor poder adquisitivo?
Evidentemente. Nuestro público
potencial son los universitarios, de hecho cuadramos nuestra programación
teniendo en cuenta época de exámenes, vacaciones, etc. Y a los estudiantes no
nos sobra el dinero. Teníamos que buscar una forma de sacarles de casa para
algo más que para ir de fiesta. Ofrecer una alternativa de ocio de calidad,
pero a precio de estudiante no becado.
Por suerte, en esta tarea no
estamos solos. Otros grupos, como Teatro Pequeño o Teatro del Tupper,
están en la misma línea; y me enorgullezco de que todos juntos, hayamos
conseguido crear una afición y costumbre por ir al teatro que parecía casi
perdida. Ahora los murcianos saben que prácticamente todas las semanas pueden
ir a ver alguna de nuestras compañías.
¿Tenéis un sitio fijo para
actuar?
Comenzamos en un pub del centro
que pronto se nos quedó pequeño. En estas, dimos con La Puerta Falsa y nos
enamoramos. A día de hoy, sé que el flechazo fue mutuo. A ellos les encanta lo
que hacemos y nosotros estamos encantados de poder mostrar en un sitio que es
amplio y a la vez acogedor, con todas las comodidades técnicas modernas y, a la
vez, con solera. La Puerta Falsa y su personal, como histórico soporte de la
cultura de base murciana, es ya parte imprescindible de la compañía.
A veces, incluso, hemos disfrazado
a los camareros según la obra. Ellos entran en el juego y nosotros encantados.
¿Qué podéis
contarnos de El mensaje de Gabriel, vuestro
próximo estreno?
Nos gusta jugar con el factor
sorpresa, pero esta vez con el propio título se nos ve el plumero. (Sonríe) Así que no
tengo miedo de hacer spoilers.
A modo de sinopsis podríamos decir
que el arcángel San Gabriel baja a la tierra a anunciar el fin del mundo. Más
claro no puedo ser (vuelve a sonreír). Aunque todo es una excusa que nos vale
para desmontar y hacer crítica sobre nuestro sistema social y, por supuesto,
religioso.
Es una obra unipersonal. A caballo
entre el monólogo dramático y el stand up (comedia en vivo), sin cuarta pared.
El hecho de tener que salir sólo a
escena me tiene un poco acojonado. Pero seguro que va todo bien.
Y sobre la situación actual del
teatro, de la cultura en general... ¿Qué carencias observáis ? y
¿qué nuevas ideas creéis que se
podrían aportar?
Es difícil hablar de esto desde
una compañía tan joven, pero para nadie es un secreto que la cultura está en
crisis desde antes de que se oyera hablar de ella.
Personalmente creo que es problema
de todos. De las instituciones por no dar apoyo, y de la propia cultura, por
haber dependido históricamente del apoyo de las instituciones. Si tuviésemos
una industria potente detrás, no sería tan difícil. En una época donde una
entrada a un espectáculo es casi un lujo, es necesario que las compañías
escuchen al público y que, por supuesto, los políticos vayan al teatro y
escuchen a las compañías.
Por otro lado, toda esta situación
está siendo caldo de cultivo para proyectos escénicos innovadores que han
venido para quedarse. Dentro de lo malo, hay luz al final del túnel.
Tenéis vía libre para hablar
de vuestros proyectos.
Nos conformamos con podernos subir
a unas tablas de vez en cuando. El sistema con el que funcionamos nos limita un
poco: la comida se prepara el mismo día de la representación –es común ver a
los actores picando verduras mientras pasan texto–, y esto es difícil de
trasladar fuera de Murcia. Pero bueno, si hay que poner un objetivo... me
encantaría contar con un equipo de catering para poder salir a los pueblos de
alrededor de Murcia. Eso sí: ¡con pintxos!
Igualmente, y fuera del teatro sin
estar desligado totalmente de él, estamos preparando una serie de sketches de
humor que pronto empezaran a circular por Intertet.
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