David Botía Ordaz
Benditos los tiempos cuando la palabra NO era NO y la palabra SÍ significaba haber
llegado a todo el mundo y haber superado todas las dificultades. Me refiero a
que en la historia de la literatura han habido momentos en los que la facilidad
de publicación era casi imposible, y sencillamente de comprender sus motivos. Pero estamos en otro tiempo, como el presente, en el que es sencillo de conseguir publicar por
cualquiera, y casi imposible de comprender el poco alcance conseguido.
Hoy,
después de los correspondientes batacazos, sabemos que no solo es cuestión de
publicar sino de llegar a esos canales de distribución que te permitan entrar
en un mundo de reconocimiento más o menos "amplio", y te quedas con la
tentación de aceptar que ya no es necesario que sea todo el público en el que
pensabas al principio a quien vas dirigido principalmente , en fin, hasta ves
como favorable o deseable la posibilidad de que "si te dicen" dónde dirigir tus
pasos, podrías conseguir ingresar en "algún" selecto grupo pues, como que así
... y, en fin…
Tan
solo habrás tenido que "madurar" y caer en la cuenta de que tus iniciales
ilusiones, y poco iluminados pasos, te estaban conduciendo a la idea de que "las
cosas son así".
¿Será
posible que esta idea sea fija en el mundo y en el transcurso de los tiempos?
Me
da la impresión de que sí, el momento histórico te acerca o te aleja según las
facilidades con las que cuentan las herramientas necesarias para fijarse en ti,
pero esto es porque antes dependías de otros para “ser tú”, o “ser alguien
siendo tú como escritor”.
Hay
palabras como calidad, oportunidad, comparación, cultura, élite, fama,
reconocimiento, plagio, etc., que siempre han causado verdadero revuelo en el
mundo del arte en general, y también palabras como subasta, venta, beneficio,
rentabilidad, costes, entretenimiento, etc., todas tan frecuentes entre los
potentados aburridos o verdaderos amantes del coleccionismo del ego a través
del dinero, poder o fama social.
Quizá,
desde la primera palabra escrita hasta hoy, aquella que se pueda mostrar y
permanecer en el tiempo es la que todo escritor quiere, es como un escultor que
intentara hacer una escultura que ante las agresiones de los elementos
universales permaneciera más allá de las generaciones venideras, o como el
músico que pretende que las notas musicales genialmente mezcladas para formar
esa pieza musical sea transmitida más allá del presente, o el pintor con la pintura… en fin, frágil es
la palabra pero qué importante es, pues en ella se basa todo arte, y, si uno no
se contempla en sus figuraciones imaginativas personales como algo permanente…
¿qué merecería la pena que permaneciera?
Cierto
es que la obra que te deja callado, cuando sea de admiración, es la que
permanecerá en el subconsciente y aquella que te calla para echar el vómito en
la esquina más cercana, también podría ser contemplado aquí, pues ambas tienen
el mismo poder, permanecer mediante un shock emocional para agitarte en tus
entrañas, lo comprendas o no, lo aceptes o no.
¿Verdad que estas cosas se recuerdan?
Pues
nada, que los escritores, nos empeñamos en creer que somos tan geniales y tan "arte" que cuando ponemos los pies en el terreno habitual de la sociedad
debemos hacer un acto de humildad y comprender hasta qué punto estamos
dispuestos a ceder al favor de nuestro "estrellato", pues uno deja de ser lo que era para entrar en una
dimensión dominada por esas empresas que tienen que ganar dinero con cada "objeto = autor" y que, dicho sea de paso, tan legítimo es como negocio, pues
lo es para ellos y... las ves como tus deseadas herramientas necesarias.
Fama,
gloria, reconocimiento…. todo ello debe de ir sucediéndose poco a poco, de la
mano de personas amigas que te introducen en tal o cual ambiente, asociación,
revista, libro de varios autores o…, y sería el máximo, si alguna editorial se
interesa por ti, arrogante escritor que cuando escribes te crees Dios y te
ocultas del mundo.
Lo
más habitual es echar mano de las facilidades actuales de autoedición y
concursos para "abrirse camino" en este ilusionante mundo de las aspiraciones
en el arte, ¿o se debería decir de las económicas conspiraciones contra el
arte? La autoedición es el medio más recurrente por el cual el autor se hace a
sí mismo ya que "se" lo hace todo, incluso la distribución pues va casa por
casa o de amigos en amigos, o en presentaciones de la mano de tal o cual
facilidad… la cosa es que esto no genera más que un balance entre ingresos y
gastos donde el dinero no es lo único cuantificable, y uno/a se termina por
dar cuenta de que hasta que alguna editorial se fije en ti no conseguirás
quitarte cierta pesada carga para la que, normalmente, no estás hecho.
Todo
este proceso no está de más, pues, cuanto mejor aprendas cómo funciona éste
mundo, más preparado estarás para afrontar el camino que has elegido, el de ser
autor de escritos, como ESCRITOR, y, si puede ser, "Reconocido".
Inicias,
entonces, el camino de las redes sociales, los blogs, las páginas webs,
intentas que te saquen en los diarios, las televisiones locales son un buen
punto de encuentro, así como las radios de carácter minimalista, que están
sedientas de llenar sus espacios con noticias importantes, tanto como la tuya,
te abren las puertas, haces entrevistas, te promocionas con su necesidad,
algunas fotos que colocar en las redes sociales y el blog…. en fin, incluso,
intentas salir de tus límites regionales de alguna manera para ser más conocido
y…
Ves
tu vida dedicada a ser profesional de tu imagen y tu pasión para ser
constantemente RECONOCIDO, y me pregunto, ¿quién dice qué es arte y que no?
¿Quién dice SÍ o NO, hoy?
No
nos engañemos, arte somos todos, tenemos todos y todos somos capaces de ser
genios pero, para serlo, y más para vivir de ello, te tienen que señalar y eso
lo hacen las editoriales, quienes se dejan influenciar por sus tendencias que
serán de origen ideológico, político, universitario, económico, social, etc.,
así que…
Si
el tiempo que vivimos nos enseña algo es que arriba está quien está y por
méritos propios, lo cual es un reconocimiento a todos sus siempre meritorios
esfuerzos, pero los que no estamos arriba tenemos la fuerza mayor, ésta se
llama altruismo y nos convierte en el mayor de los contrapoderes del mundo,
pues, lo que se da sólo beneficia al que lo recibe, y tu arte tendrá el mejor
de los recibimientos, la sonrisa del regalo, que, afín de cuentas, es lo que
satisface al ego y nadie te engaña.
Si
alguna de las editoriales se diera cuenta, vería que su reinado es endeble,
pues, ¡¡ya está bien de engaños al portador del arte!!, que se den cuenta de
que sólo buscamos esa sonrisa y un cierto reconocimiento.
Gracias
al momento presente, mi actitud actual es la de
regalar mi "arte" a quien quiera y me aparto de cualquier iniciativa que
pretenda lucrarse conmigo, ya que ellas no son las dueñas del arte.
¿Te
atreves?
Nota:
● Un autor, para que su obra esté protegida,
sólo precisa de la Inscripción en el RPI (Registro de la Propiedad Intelectual)
de cada una de sus obras.
● Un libro sólo necesita de la inscripción en
el depósito legal y unas copias que deberás entregar para que sean repartidas a
las bibliotecas, nada más, lo demás... no es arte.
● El arte se exhibe en los museos, y los
libros en un museo concreto: Las Bibliotecas.
Un saludo.
obdobd@gmail.com
...
David Botía Ordaz (también utiliza el seudónimo OBD), nacido en Murcia en
1967, inicia su andadura literaria de la mano de la Asociación de Escritores
del Casino de Murcia, donde participa activamente en las publicaciones de la
misma, promoviéndola por el incipiente y
desconocido Internet. Pronto se reúne con personas interesadas en la poesía y
crea un grupo representado por la palabra Tertuliemos, del que nacieron dos
publicaciones colaborativas y auto-editadas con los títulos Tertuliemos I y Café con Versos - Tertuliemos II.
Posteriormente se involucra en el nacimiento de la Asociación de Escritores
de la Región Murciana (AERMU). En la actualidad ha participado en aquellos
eventos para los que ha sido solicitado, bien como invitado, bien como
presentador.
© David Botía Ordaz
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