viernes, 28 de noviembre de 2014

EL VIEJO TRANSFORMADOR DE LA SIERRA DEL ORO


Pedro Diego Gil López

       Conozco lugares que han quedado perdidos en el abandono. Ayer mismo, con una extraña insistencia, llegué a uno de ellos. Fue a través de un paseo involuntario, avanzando por un camino intransitable, algo difícil de hallar. Los pasos que di iban en una dirección auspiciada por la lasitud del pensamiento. Quizás no sea algo apto para cualquiera sentir tal predisposición. No obstante, aliento a cualquiera,  a intentarlo, a llegar expectante a dicho lugar, vagando por el mismo pinar agitado por el viento, en un día similar a este. Os lo propongo. Dejaros embargar por la necesidad de apartar con la vista los espesos lentiscos y las coscojas, así es como empezará a añadirse a vosotros la carga motivadora del entorno. Y de esa forma, oliendo el musgo y el romero, aparecerá como una suerte, a lo lejos, una torre con troneras cableadas entre las copas de los pinos.


  
      La edificación te guiará hasta imaginar un lugar distinto, en el entorno de su ámbito arruinado. Sólo unos pasos más y llegarás a esa construcción impensable. Tendrás que girar hacia arriba un último tramo del camino, hasta llegar a la fachada soleada, que ya deseas descubrir. Verás la torre de un viejo transformador de la luz y, adosada a él, una pequeña casa con unos corrales. Y curioso, subirás el poyo que da acceso a la puerta desvencijada del trasformador. Apenas quedan en su interior algunos restos de los aislantes de cerámica que sujetaban los cables de la poderosa electricidad. En sus paredes están anotadas las fechas concretas de los años que definen su historia. Dentro se siente cierto cobijo ante las fuertes ráfagas de viento, mientras se agita la espesa vegetación circundante. En la pared de la izquierda se lee: Cañaverosa. Y en la pared de la derecha: Sorbente (textualmente copiado de la pared, y no solvente; palabra que parece inventada, mezclando los verbos sorber y solventar, para dar sentido a un lugar eléctricamente poderoso). Allí coge aliento para volver a salir al exterior.

       Junto al transformador desahuciado está adosada una casa con su corral. La mitad de su techumbre está derrumbada, pero la parte principal de la casa aún mantiene el tejado intacto. Al cruzar el umbral se ve el viejo hogar perdido, que alguien pudo haber habitado hasta un tiempo imperecedero. Ya frente a su chimenea, vuelvo a descansar del malestar que causa el viento. Aún podría encenderse el fuego que en el pasado calentó estas estancias. Las blancas paredes que aún ampara el ruinoso techo de la casa, son como las hojas de una pobre libreta donde se escribió con distinto interés, con algún carbón, o raspando sobre el yeso, un montón de micro relatos, muchos de ellos con la firma de su autor y la fecha de su ejecución. Uno de ellos reza: “Esta casa se construyó el año 1944 por el maestro Bomba” En otro: “Antonio Sánchez, Roque Llorente, Francisco Abril, Lázaro Sánchez –Todos Guarda Líneas desde 1944–” En las paredes aparecen raros dibujos entre las telarañas, que dan a imaginar extrañas apariencias. Detrás de la puerta desvencijada hay grabado un mensaje que dejaron los hijos del Guarda Línea, niños que allí vivieron, años que se intuye felices, y que regresaron convertidos en adultos, para escribir con pasión sobre la imperturbable blancura del yeso un “Aquí vivió 30 años” Antonio S. M., y crio 4 hijos. Firma el mayor de ellos, Antonio, el 30-9-95; o un “Yo viví aquí 10 años” firmado por una tal Lola S. Letras escritas con la cadencia que permite rememorarse a sí mismos. Estos hijos de guarda línea regresaron un día, ya de adultos, para volver a ser niños alargando los recuerdos, objetando con añoranza datos de una constancia perdida.



      En las ventanas aún brilla el sol como debía hacerlo el día que se abandonó la casa. El viento deja de insistir con su fuerza, respetando su ruina, esperando una amenaza mayor de las lluvias y el tiempo para terminar de quebrar la techumbre.

     Salgo de nuevo a la puerta y recorro la longitud de sus paredes, hasta que dejo vagar la vista sobre un montón de aislantes, extraños objetos de vidrio o de cerámica, destrozados y acumulados como un residuo intemporal. Rebuscando aún encuentro alguna pieza intacta, que observo con especial detenimiento. Higueras y almendros formaban un arbolado cultivado en pequeñas olmas de piedra, ahora naturalizado entre el espeso pinar y las abundantes coscojas. La electricidad que cruzó por los cables aéreos del transformador, puede que dejara una huella electromagnética en el lugar, que aún perdure hoy día creando un espacio extraño, donde poder pensar de una forma distinta a lo normal. No deja de ser una sugerencia demasiado fantástica, que quizás se manifiesta al sentir allí esa tranquilidad necesaria para poder pensar abiertamente y poder dialogar con uno mismo. De ese modo, observando, rememorando, indagando a solas, quizás, tú, también descubras ese lugar, como he hecho yo, y el paseo te haga pensar de una forma relajada y en paz contigo mismo.

      El viejo transformador de la Sierra del Oro es uno de esos lugares desaparecidos. Desde lejos, apenas se ve el tejado de su torre y la última columna de su línea eléctrica. He llegado a él como la primera vez, un día ventoso, cuyas ráfagas doblaban las ramas de los pinos con fuerza, deslizándome entre los lentiscos y los espinos que se han apoderado del estrecho camino, que conduce hasta su ámbito arruinado.

      Para llegar a él hay que subir por el camino que nace a la izquierda, al mismo pasar el puente Meco, en la carretera de Mula, viniendo desde Cieza. Después de pasar las huertas y llegar a las primeras lomas de monte, habrá que dejar el camino de la izquierda, que sube a la restaurada casa del Madroñal, y avanzar por el de la derecha, hasta que se vea otro camino que vuelve a subir a la izquierda del principal y que pasa junto a una casa derruida con un enorme corral. Y subiendo, subiendo, a la derecha…, encontradlo vosotros mismos.


 © Pedro Diego Gil López

domingo, 23 de noviembre de 2014

`ANOCHECE, PLATERO´, DE JORGE CELA TRULOCK (ED. LA SIERPE Y EL LAÚD)

                                                 Rosa Campos

 Anochece, Platero, de Jorge Cela Trulock  (Madrid, 1932), es el libro al que le corresponde el nº 14 en la Colección Acanto, que edita La Sierpe y el Laúd. Encontrarnos con su autor ha supuesto contagiarnos de esa clase de vitalidad literaria que rejuvenece el ánimo,  a ello le sumamos todo lo relacionado con las dos presentaciones llevadas a cabo en Murcia  y en Cieza, en las aulas culturales de la Fundación Cajamurcia  de ambos lugares. 

Fot.: P. Sánchez
   
    Dionisia García, José Luis Martínez Valero y Ángel Almela  acompañaron al periodista y escritor en la mesa de presentación en Murcia; en Cieza la introducción la llevó a cabo Ángel Almela  y  la presentación Daniel J. Rodríguez (miembros de La Sierpe y el Laúd).



Fot.: C. Navalón

      Jorge Cela y los poetas citados hicieron de sus ponencias un tiempo en el que dieron interesante y muy grata cuenta de la palabra escrita que contiene Anochece, Platero.

Son once relatos en los que la palabra muestra su jugo cuando se reitera, y lo hace para que no se nos escabulla el juego lírico que alberga; nombra las cosas, y al hacerlo se les ve la vida, un respirar lozano y con fina ironía, incluso en el esperar de la noche y su símbolo. La persona, la geografía, el tiempo, lo que el ser humano construye tangible o intangiblemente, todo eso nos llega grande, cuando debe ser grande, o de otra manera que sea necesaria;  con una nitidez  clara y desde una filosofía personal que no se muestra para ser aislada, sino con vocación de expandirse,  de tocar, de calar, como lo hace el viento, la lluvia… Como lo hace la literatura del libro que nos ocupa, de la que ofrecemos  unos fragmentos de cada uno de los relatos, en orden invertido al que están publicados  –como el título de uno de ellos–, extraídos de sus principios para ir hacer boca de todo lo que a continuación se desarrolla en estas 90 páginas que el pintor Antonio Carrilero ha ilustrado:



    El almacén de Joaquín:
    Consta, si el recuerdo que puedo sacar del futuro no me falla, de una puerta de entrada normal, un poco más ancha quizá de lo normal, aun a sabiendas de que la medida de lo normal no es muy precisa si cabe.

   El jardín de Eugenio:  
   A la casa se entra por un pequeño túnel de ladrillo rojo, de ramas de acebo, de verdes infinitos. Se abre la puerta y al fondo hay otra puerta, y tras esa puerta se abre la vida.

    Aiuqrut: 
    Cuando íbamos en el autobús se me ocurrieron, mejor  saltaron dos palabras al respaldo del  asiento del que iba delante, dos palabras: resulta y que. Podría ser una forma de empezar a rellenar todo el blanco que se extiende de derecha a izquierda de la página y hacia abajo hasta donde sea, y ahora no recuerdo aquellas cosas tan bonitas, tan bien pensadas, pero hay que empezar y cualquier comienzo puede ser bueno, peor sería decir el lunes, el lunes empiezo sin falta, ese día que nunca llega.

    Menorca:
    El agua salta y la espuma… Cuando se mira cómo salta el mar en las rocas, contra las rocas, el blanco de la espuma contra el negro de la piedra, desaparece el no, por un instante tan solo, al menos también, pero desaparece el no que la vida tantas veces nos presenta delante de la vista, delante del corazón tristemente. El no, la mierda que nos rodea de tantas formas.

    El aire que se mueve:
    Por los huecos del horizonte llega el viento, entre la isla y el cabo, entre las jorobas del camello de piedra de la montaña, entre las alas del mirlo cantarín. También llega raspando las pocas hojas del olmo que en otoño crecido aún duran; también se acerca peinando los trigos, las avenas, los centenos, los maíces y, por donde pasa ese aire vivificado por su venir suena de mil formas, tantas formas como lame el viento al viajar en busca de las cosas que mover, de los olores que llevar, de las palabras que quedaron flotando en el aire una vez desprendidas de alguna boca.

     Olor a ropa planchada:
     Si doblas un mapa de la península, a lo mejor, casi seguro, a poco que forcemos las cosas, el litoral de La Manga cae encima de Asturias, patria querida de Lola, de Juan, de Emilio, sentado en Nicanor a las dos de la tarde de un día con la copa de una ginebra al lado.

    En este domingo:
    La noche llega sola, sin necesidad de ninguna ayuda, y allí estaré, esperando a la libertad que llegará, si llega, por donde se mecen los faldones del toldo que acaba de ponerlo en funciones el rey Faisal en tiempos pasados, hoy portero de la finca de al lado.

   El paseo en barca:
    El sol apenas se intuye entre las brumas que suben del agua, entre las brumas que almacenan las arboledas de las orillas, por los humos que  de las cascarrias de la tierra suben al desperezarse en la tierra, que cumple con la labor de todas las mañanas.

    Lanzarote:
    Una isla por el Atlántico, algo al sur, al este, pegada a África, alargada de sur a norte, viejo paraíso de volcanes. Una mano, una palma de mano hacia abajo con los nudillos de los dedos algo subidos a la altura de las abruptas aunque pequeñas alturas de sus tierras.

   Primo marisco:
   Si llueve es un lío para la parrillada, por el humo. Bueno tiene un toldo grande, allí en todo caso se puede hacer. Ya veréis, gente estupenda. De todo, hasta tiene siquiatra. Si el marisco es de los que vuelven loco, allí tenemos el remedio o la definitiva. Vive allí todo el año, solo, viene a Madrid en tren a trabajar.

   Meizarán
   Aquella casa de Meizarán no la quemaron ni la destruyeron, la dejaron en pie para que el biznieto la viera hoy, una ruina, aquello que fue riqueza de hace siglos. Abajo las vacas dando olor a las paredes con fotos descolocadas, con personajes, hombres y mujeres, quizá de cuando se casaron o de cuando hubo la ocasión de ir a la ciudad y posar eternamente para quedar eternamente pegados, con cables manchas, años y años, por encima con su pasar lamiente o lamedor…”.
    

Fot.: C. Navalón

   La Colección Acanto nos ha conectado con el  hombre dinámico que es Jorge Cela,   posee la sabiduría que le otorga el haber  tenido una vida profesional sustanciosa  como  escritor, como periodista y como fundador de la Editorial Alfaguara. Nos ha contado –es, además,  un gran comunicador– cosas enriquecedoras vividas con gente también de perfil singular en lo literario. Podríamos estar hablando de él, de su bibliografía y de sus conocimientos mucho más de lo que entra en esta publicación –quizá habrá otros días–, más lo importante es leerlo en sus libros publicados, en las próximas novelas que verán pronto la luz y  en este Anochece, Platero  que el mismo J. R. Jiménez  andará leyendo por algún espacio donde quepa Platero y crezca buen pasto sideral –esta publicación coincide con el centenario de la primera publicación de Platero y yo–,  y recordando esa cita con la que  inicia  este número 14 de Acanto : « … en cuyos aleros de cal se moría, en una alta cinta rosa, el vacilante sol de la tarde».

Jorge Cela Trulock nos ofrece una prosa, donde se percibe la poesía, y desde la que, en ocasiones, se alcanza  un ritmo trepidante. Literatura y actitud que dicen se puede ser joven independientemente  de los años que se cuenten y que permitiéndonos rozar la paradoja, se necesita haber vivido bastante para  sentir y transmitir la palabra como él lo hace.


© Rosa Campos

miércoles, 19 de noviembre de 2014

EL FENÓMENO DE LAS BOY BANDS

 Sara Alarcón

      Introducción a las Boy Bands
   Una Boy Band consiste en un grupo de chicos jóvenes (de 3 a 5), generalmente de buena apariencia, cuyas canciones están compuestas por armonías suculentas y pasos de baile coreografiados. Actúan frente a cientos de fans que adoran y conocen a la perfección a cada componente de la banda. Son de carácter efímero: el grupo se forma, gana popularidad y años después se disuelve, pues sus miembros o bien persiguen carreras en solitario, o pasan al olvido, o permanecen latentes hasta que décadas después deciden reunirse.
      El punto clave de estas bandas musicales suele ser el  “no control” de los propios componentes que las forman: una discográfica selecciona a un grupo de chicos jóvenes para lanzar al mercado un nuevo producto musical. Esa discográfica, generalmente, es la que se encarga de producir las letras, las melodías, etc., por lo que en cierto modo manipulan todo aquello que esta banda va a llevar a cabo encima de un escenario. Buscando crear un efecto concreto en las fans, que serán las principales consumidoras de esta industria.


      Un breve recorrido por la historia

 The Monkees

    Las Boy Bands nacieron en los años 60, en pleno apogeo de The Beatles (más adelante hablamos de este legendario grupo), partiendo de bandas como The Jackson Five y The  Monkees, entre otras. En los años 70 nacieron Menudo (integrada por jóvenes puertorriqueños, entre ellos Ricky Martin), Bar City Rollers…, que cosecharon más éxito en los 80, década que sería la edad de oro (sobre todo en EE UU y Reino Unido) de las Boy Bands, dándose a conocer New Edition, Bros, entre otros grupos.  En los 90, la New Kids on the Block produciría más dinero que Madonna o Michael Jackson.  También surgieron Take That, Backstreet Boys  ‘N Sync (cuyo componente Justin Timberlake decidiría comenzar su carrera artística en solitario años después).  Hasta  casi la mitad de la primera década del nuevo siglo, los Backstreet Boys y ‘N Sync seguirían teniendo éxito; en estos años surgen nuevas bandas como la irlandesa Westlife y la Británica Busted; y se crearon por primera vez  las famosas Boy Bands coreanas con el grupo Super Junior. Ya, a finales de esta primera década, en Estados Unidos se dio a conocer con fuerza  Jonas Brothers gracias a la promoción brindada por Disney Channel.
Y estos cuatro años que llevamos de la segunda década del XXI,  han sido hegemonizados por la Boy Band actual por excelencia, la británica One Direction. Este grupo de cinco jóvenes surgió en el año 2010 gracias a un conocido concurso televisivo (The X Factor), cuyo “padrino” fue uno de los directivos de la compañía musical Sony, Simon Cowell , que lo catapultó a la fama.


    Las diferencias de las Boy Bands españolas.

Auryn

     Auryn  es la que se conoce como la primera Boy Band en España. Se crea en el 2009 y actualmente su éxito sigue siendo total. Surge de la pasión musical en común que tienen cinco amigos y empiezan subiendo vídeos a YouTube, la aceptación que consiguen es mayor de lo que incluso ellos mismos esperaban.  Deciden llamarse Auryn (nombre del talismán  del libro La historia interminable) porque significaba algo muy especial para ellos ya que les daba suerte para conseguir sus sueños (“Destino Eurovisión”, entrevista RTVE, 2011).
 Su primer álbum (Endless Road, 7058, 2011) lo lanzaron de forma independiente y sin apoyo discográfico, y a pesar de ello consiguieron convertirse en uno de los álbumes más vendidos en España, alzándose con el premio al `Mejor Disco Novel´, elegido por el público, en la gala del Disco del Año 2011 (TVE1). Gracias a este éxito, fichan por Warner Music Spain y eso les da la oportunidad de compartir escenario con artistas conocidos del panorama español como pueden ser Mónica Naranjo, Alejandro Sanz o Sergio Dalma, entre otros; e incluso artistas reconocidos a nivel internacional como Taylor Swift o Simple Plan.Con el álbum Anti-Héroes (2013), el éxito aún es mayor, consiguiendo por primera vez que una Boy Band en España sea número uno en ventas, con más de 40.000 copias vendidas. En septiembre de 2014 han publicado Circus Avenue, su tercer álbum de estudio,  y ahora están en plena gira de promoción.                                            
    La particularidad de esta banda es que, además de que toda la música está compuesta por sus miembros, tienen canciones tanto en español como en inglés, dada su influencia pop británica de la que hablan y con la que se sienten tan identificados. Esto hace que se abran a nuevos mercados y países internacionales. Gran parte del éxito se puede explicar,  aparte del apoyo de la discográfica y de las grandes emisoras de radio, por el contacto tan directo que mantienen con sus seguidores. Gracias a los perfiles oficiales de sus redes sociales Facebook y Twitter (más de 215.000 seguidores) informan de primera mano de actos como firmas de discos, próximos conciertos, etc. y mantienen un gran feedback con sus fans, suscitando el interés y respondiendo a las preguntas y mensajes que reciben. Además de los logros citados de Auryn, están los más de 200 conciertos en año y medio, que dan cuenta del estado de forma de la Boy Band nacional más exitosa de toda la historia.
    Otras Boy Bands que empieza a pisar fuerte en España son Clover, formada por cuatro jóvenes catalanes que tienen entre los 18 y los 22 años.  Why Five (Y5), con edades comprendidas entre los 22 y los 27 años (esta banda nació en el 2013 con la ayuda del músico Carlos Jean y con el programa de Antena 3, El Hormiguero). El programa realizó castings recorriendo España buscando en distintas ciudades a los futuros componentes del grupo, éstos fueron elegidos por el público y espectadores del programa. Tuvieron la suerte de que fueran los miembros de los Backstreet Boys los que se lo comunicasen y apadrinaran su primera actuación en directo. Dvicio es una Boy Band de pop rock formada por cinco chicos procedentes de Rivas-Vaciamadrid. Su primer single Paraíso ha resultado ser un éxito entre el público y los medios de comunicación y ya ha conseguido más de cinco millones de reproducciones. Parte de este éxito lo deben a que su canción se convirtió en viral por ser la banda sonora de una campaña publicitaria de la empresa McDonald’s. El grupo se hizo conocido gracias a su vídeo Titanium, que obtuvo más de 135 000 visitas en la plataforma YouTube.

        Los Beatles, ¿una Boy Band?
 The Beatles

    ¿Eran los Beatles una Boy Band? En cierto modo sí, pero si tenemos en cuenta que ellos escribían sus propias canciones, llevaban un estilo propio (no dictado por la discográfica), surgieron de ellos mismos, etc., no eran una Boy Band con el concepto actual. Es más, con  el movimiento fanático que surgió hacia The Beatles, lo que se pone en práctica es una nueva forma de rebelión contra los padres, pues éstos esperaban,  sobre todo de sus hijas, una actitud igual o similar a la que habían tenido sus madres a su edad, recatadas y sin mostrar gustos sentimentales. Esa nueva generación de chicas adoraba a la banda británica como un reflejo de la lucha contra la represión sexual que se les había impuesto.
    
 Posteriormente
     Qué sucede después, pues que con la última etapa de la Guerra Fría y el “triunfo” del capitalismo frente al comunismo, consagrado con la Caída del Muro de Berlín, se produce un crecimiento de las democracias y los mercados económicos. Los productores musicales, tras darse cuenta de lo que había supuesto el éxito Beatles, se lanzan entonces a la búsqueda de nuevos grupos que generaran el mismo tipo de fenómeno comercial y proporcionaran  grandes beneficios.

     La población, en este clima de crecimiento económico, reacciona con comportamientos cada vez más consumistas y materialistas. Dentro de este contexto, la industria musical promueve unos valores de consumo y ocio a través de las Boy Bands, que surgen cumpliendo las expectativas de deseos de esta etapa (producto multitudinario y comercial), que además difunde los ideales estadounidenses al resto del mundo. Las productoras musicales siguen el paradigma de las Industrias Culturales y tratan a la cultura como mercancía, dando lugar a un producto originado con estrategias de marketing que pasa un proceso de serialización y estandarización distribuido de forma masiva.
   
 Ahora, con Internet y el nacimiento de las redes sociales a las que prácticamente todas las adolescentes tienen acceso, las Boy Bands se han difundido de una nueva forma más personal y directa con sus seguidoras, que ya no solo las conciben como ídolos musicales, sino incluso como “parejas imaginarias” y desarrollan un interés desmesurado por la vida privada de los miembros de los grupos hasta el punto de provocar histerias colectivas.

   No todas las Boy Bands tienen que sonar igual, por lo que consiguen que exista una gran diversidad de estilos dentro de la industria musical. En cuanto a las letras de las canciones, aunque no son de ninguna forma negativas, pues se basan en el amor o la felicidad, tampoco fomentan un pensamiento crítico.


...

     Para este artículo se ha tenido en cuenta el trabajo El fenómeno Boy Band en España (URJC), realizado por Marina Chapinal González, Laura Dorda Soriano, Raquel Fiz Zaro,  María Guindulain Zabaleta y Sara Alarcón  Campos.


 © Sara Alarcón

sábado, 15 de noviembre de 2014

UN VIAJE A FRANCIA (EN BUSCA DE MONTAIGNE)

                                                                                                  Jesús A. Salmerón Giménez

A quienes me preguntan la razón de mis viajes les contesto que sé bien de qué huyo pero ignoro lo que busco.
 Montaigne

Fue un viaje largamente pensado (y soñado). Cuando en el verano del 2013 convalecía de una difícil enfermedad, en un hospital de Murcia, mis ojos, a través de los cristales asépticos de la ventana, miraban ya hacia el corazón de la Borgoña, el vórtice de Montaigne. Este bordelés genial me ha acompañado en gran parte de mi vida y  es para mí como un hermano mayor, como un amigo muy próximo, al que, en momentos de inquietud y dudas, acudo siempre en busca de su sabio y benevolente consejo. Pero también en los momentos felices lo busco, pues sus escritos siempre multiplican la alegría de vivir.

En el verano de 2014, emprendí junto a mi familia uno de los viajes que más ilusión me han hecho en mi vida, y que resultó ser a la postre el más feliz de los que habitan, hoy en día, en mi memoria.
Con el aire suave y anhelante de la alegría, partimos hacia el norte. La primera ciudad de suelo francés que pisamos fue Burdeos, que nos recibió con la luz cálida de un sol próximo al horizonte: la dorada luz del atardecer nos acogió en Francia.

La girondina Burdeos es una ciudad pujante de 240.000 habitantes, que tiene un centro histórico bellísimo, levantado en el corazón del siglo XVIII y  modelo -el ideal dieciochesco- de la ciudad racional pura. En ese centro neoclásico hay dos edificios perfectos (ambos de Víctor Luis), que se miran con costumbre de siglos. Por un lado, el Gran Teatro de Burdeos. Por otro, Le Grand Hôtel de Bordeauz.


A esta hermosa ciudad llega Goya en 1824, huyendo de la España oscurantista de Fernando VII. La llegada a Burdeos fue narrada por su amigo Leandro Fernández de Moratín: “Llegó en efecto Goya, sordo, viejo, torpe y débil, y sin saber una palabra de francés, y sin traer criado (que nadie más que él lo necesita), y tan contento y tan deseoso de ver mundo”.

(“Ve mundo”, exhortaba también Montaigne: lo primero que visitamos de Burdeos fue su formidable estatua de mármol blanco que flanquea, junto a la de Montesquieu, la inmensa plaza de Quinconces: no en vano fue alcalde de la ciudad durante cuatro años).


Y es en esta ciudad, donde vería la última luz del mundo ("...me falta todo menos mi fuerza de voluntad y esa la tengo en exceso". Goya. Carta a un amigo), el genio aragonés pinta su última obra maestra: La lechera de Burdeos. Curiosamente, un vibrante lienzo en el que Goya se expresa con total libertad y optimismo (La serena delicadeza que envuelve a la joven, y el recuperado entusiasmo por el color, por la luz y la belleza, parecen revelar una reconciliación con la vida, una nueva juventud de Goya en la bella ciudad de Burdeos).


Dejamos -con anticipada nostalgia- esta luminosa ciudad y nos dirigimos al centro del viaje, al château de Montaigne.

En lo alto de una colina, en el corazón de Francia -apenas 50 kilómetros al este de Burdeos-, se alza su castillo cercado por robles y campos de heno. En el siglo XVI, era la casa de Michel de Montaigne. En ella, a los 38 años de edad, decidió retirarse y pasar recluido el resto de su vida, reflexionado y escribiendo. Una decisión sorprendente en una persona con un perfil tan brillante, que parece intimidarnos (¡y nada más lejos de su personalidad!): pertenecía a la nobleza, abogado, amigo del Rey de Francia y en dos ocasiones prefecto de Burdeos.

Al principio no sabía sobre que escribir. Pero poco a poco, dando vueltas en su biblioteca, le surgió la revolucionaria idea de escribir sobre un asunto que él podía conocer a fondo: él mismo. Comenzó a describir como era ser Michel de Montaigne.

Y fue avanzando en uno de los libros más revolucionarios, cautivadores y fascinantes que se han escrito “Los Ensayos”: Un libro que transformaría nuestra concepción sobre lo que es el ser humano.

Así como quien visita a un amigo, quise conocer su torre (el castillo es una reconstrucción, con el mismo diseño que el original -destruido en un incendio en 1885-: sólo se salvó su torre), para acercarme más a Montaigne, para fomentar más esa extraña sensación de proximidad que he tenido siempre con él, desde que leí su primer ensayo (Por distintos medios llégase a igual fin).
Una lluvia fina nos dio la bienvenida. Conforme avanzábamos, atravesando el magnífico parque en el que está enclavado, la emoción acrecía: Esa era la torre donde trabajaba. Desde el exterior parece hermosa, situada en una de las alas del castillo, una construcción gruesa y de poca altura, que no nos manifiesta los cuatro pisos que alberga en su interior.


Qué conmovedor resultó entrar en ella y encontrar todo como en su época, tal y como la había descrito él siglos atrás. En la planta baja había una capilla (cuya acústica había sido diseñada para que pudiesen oírse los cánticos de la misa desde arriba) y una escalera de caracol de interior nos conduce al piso superior, encima de la capilla: su dormitorio. Subiendo los escalones, desgastado por siglos de pasos, se encuentra un nicho para el aseo y justo encima de éste, el refugio favorito de Montaigne y lo más interesante de ver: la biblioteca, donde todavía se halla el escritorio descrito con detalle por el filósofo. Lo primero que uno piensa, es que es el refugio perfecto para un pensador. Había un millar de libros forrando las paredes y espacio de sobra para caminar en círculo (la habitación sería muy distinta: ahora es austera y blanca, con los suelos de piedra desnudos, y entonces habría tenido todo el suelo cubierto, probablemente de juncos. En las paredes habría murales, todavía frescos. En invierno, el fuego estaría encendido en la mayor parte de las habitaciones, aunque no en la biblioteca principal, que no tenía chimenea, Bakewell). En las vigas del techo, todavía se conservan las citas clásicas que hizo pintar, y que nos recuerdan la transcendental decisión de Montaigne de retirarse de la vida pública para dedicarse a la reflexión y a la escritura. Las mejores ideas se le ocurrieron así, según cuenta. Desde las ventanas, él contemplaba el jardín (la vista no debía de ser muy distinta en aquella época. Miré por la ventana, como habría hecho el propio Montaigne: el patio central y el impresionante paisaje).

Nos alejamos de aquel lugar maravilloso, donde aquel hombre se retiró a pensar y cambió la concepción del mundo. Aquel hombre en el que tanto confío, al que considero un amigo: un hombre con el coraje para decir grandes verdades, con palabras sencillas y honestas.

Con la emoción a flor de piel (Nuestra alma se expande a medida que se llena, Todorov), nos fuimos alejando de aquel lugar encantado y adentrándonos en la campiña francesa: una carretera pintoresca, viñedos, un pequeño canal, rastros de un pasado medieval…un entorno amable que sin duda encantaría a Montaigne.

Visitamos las ciudades de la Dordoña (Bergerac -que cuenta con dos estatuas de Cyrano, quien curiosamente no tiene nada que ver con el pueblo-; Montignac –donde se encuentran las cuevas de Lascaux, con sus formidables pinturas rupestres-; Sarlat-la-canéda –una maravilla de ciudad medieval que se ha preservado milagrosamente intacta en el tiempo, y en la que se conserva la masion de la Boetie, el gran amigo de Montaigne, al que le dedicó páginas memorables; y por último, Périgueux, una hermosa ciudad de la que, lo menos que puedo decir, es que me hubiera gustado vivir en ella).



Cuando regresamos, todavía indemnes en la retina todas las maravillas de aquellos lugares (belleza urbana, historia, naturaleza al descubierto) que habíamos recorrido con los ojos bien abiertos y los sentidos a flor de piel, todavía había de depararme aquel prodigioso viaje otro tesoro que disfrutaré el resto de mi vida: mi gran -y admirado- amigo Paco Pino, me aguardaba con un regalo único, irrepetible, que no cambiaría por nada en el mundo: un maravilloso díptico de Montaigne.


¡Cuánto Montaigne en la memoria!


 © Jesús A. Salmerón Giménez

miércoles, 12 de noviembre de 2014

IDENTIDAD Y PODER EN EL PUEBLO SAHARAUI



 Rosa Campos Gómez

       El Pueblo Saharaui tiene identidad  y tiene poder, no ese poder que alardea de  presencia ampulosa, sino el que está asentado en los sentimientos y las convicciones que hacen fuerte al ser humano como individuo y a todo un pueblo como colectivo. Lo confirmé en los dos actos que  se han realizado en Cieza1. Sólo quienes poseen ese poder interior saben descifrarlo, pasando a ubicarlo exteriormente, desarrollándolo sin pausa y con más o menos prisas, según la urgencia de las necesidades.

    El conocimiento, la mujer, los mayores y su cultura -no hay prioridad en el orden- son los grandes pilares desde los que transmiten ese poder, que si hace no  muchos años podíamos interpretar como inverosímil -debido a las circunstancias  de carestía multiforme que los rodean-, hoy día vemos que son hechos comprobados, y lo hacemos con una sorpresa que nos deslumbra porque no estamos acostumbrados a que en otros lugares esas luces se enciendan de esa manera.



Mujeres andantes o rosas del desierto (acrílico sobre lienzo) Moulud Yeslem

      Mujer. La libertad en la mujer saharaui ya se daba en la era pre-colonial, porque la trashumancia y el transporte de mercancías, que realizaban  generalmente los hombres, las dejaba con las responsabilidades de la organización de la familia y de los asuntos locales. Posteriormente, ya en el exilio, han seguido siendo las guardadoras de aquellos derechos.

     En 1974 se funda la Unión Nacional de Mujeres Saharauis (UNMS),  presidida actualmente por Fatma El-Mehdi. Fue creada por la necesidad de unión de todo un pueblo por el derecho a la autodeterminación y por la conciencia de la importancia de visibilizar la presencia y protagonismo de las mujeres en la sociedad saharaui. Hadiya Hamdi es una de las fundadoras  de la UNMS, donde ha desempeñado trabajos de enseñanza, información, etc., y ha sido responsable  de departamentos como información, cultura y sensibilización. Licenciada en Literatura Árabe (Universidad de Orán, Argelia), ha escrito entre otros libros  La mujer en el combate y Reconocimiento de las mujeres. Fue creadora del programa de radio «Mujeres en el camino de la libertad». Actualmente es la Ministra de Cultura de la R.A.S.D. (República Árabe Saharaui Democrática) desde cuyo ministerio se auspician importantes actividades, entre ellas el FISAHARA,  único festival de cine del mundo que se celebra en un campamento de refugiados.

    H. Hamdi ha dicho: Hay que proteger la identidad y la cultura erosionada por la ocupación y por  la indiferencia de la comunidad internacional ante un proceso de descolonización que no acaba de concluir. El pueblo saharaui utilizará la cultura como medio consagrado de lucha para recuperar nuestros legítimos derechos a vivir en nuestra tierra soberana y libre.

    La mujer saharaui es ejemplo de mujer emancipada dentro del mundo árabe y musulmán, y de una fortaleza ingente, su capacidad de dar a luz hijos y de criarlos en un medio tan duro como es un campamento de refugiados  así lo demuestra.



El largo camino I. (Óleo sobre lienzo) Moulud Yeslem

     Conocimiento: formación, educación . Se implicaron desde el principio en dotar de conocimientos a toda su gente. Las vacaciones en paz de los niños saharauis son, entre otras cosas, un medio de aportar nueva información tanto de posibilidades de vivir como de nuevas geografías, y de aproximación a los otros. Desde que se inició el proceso de descolonización a finales de los sesenta del pasado siglo, el objetivo ha sido fomentar la educación, y las aulas han sido al aire libre o en jaimas, sin pizarras, ni sillas, ni mesas, ni libros, ni lápices de colores… después, poco apoco, con la ayuda de instituciones y organismos como la ONU, y de familias de distintos países, y han ido consiguiendo materiales, al menos los imprescindibles para poder seguir adelante con su proceso de formación y lo han conseguido, porque tener una universidad con cincuenta profesores y más de cuatrocientos alumnos es un logro tan inmenso que nos hace pensar que pueden, que conseguirán lo que se propongan porque parten de la mejor base, la que construye desde los valores universales, y creo que llegaran a habitar su tierra y lo harán con toda la dignidad y siendo ejemplo de lo que se puede hacer cuando se quiere.

   Jatari Hamudi, rector de la Universidad de Tifariti, vino a decir en la mesa redonda  que  si algo tenían claro era que había que ir al frente, pero que igualmente y con la misma frecuencia había que ir a clase.
    La Universidad de Tifariti se encuentra en esta localidad (daira) saharaui, uno de los territorios  liberados por el Frente Polisario.    No es el terreno que más facilidades de vida puede ofrecer de todo el Sáhara Occidental, porque es meseta desértica y pedregosa, donde comienza la Hamada, con poca vegetación, pero con algunas bolsas naturales de agua. Es el suelo que han reconquistado y sobre el que pueden construir, por ahora, y lo están haciendo.
    Los docentes saharauis se mueven y con ellos, intercambiando y compartiendo hay instituciones con las que se están generando convenios de cooperación internacional como los llevados a cabo con diferentes universidades españolas de distintas comunidades autónomas (entre ellas la UMU y la UPCT), y con las de otros países.
    Un país, estado o república,  que va creando las infraestructuras para dar una formación superior tiene la autoestima en su sitio y llegarán a donde se han propuesto.



                                                       Interior de una jaima (Óleo sobre lienzo). Moulud Yeslem

  Mayores. Las personas mayores en la sociedad saharaui simbolizan un cúmulo de sabiduría, pero además, en su concreto recorrido como pueblo, representan la historia viva de los días y las noches vividos en suelo propio, en su geografía, con todo lo que esto significa, para guardar eficazmente la memoria de lo que son, de su identidad de saharauis.

  


Cultura. La tienen en ebullición constante, lo podemos ver en diferentes campos2.  Tuvimos la oportunidad y el regalo de comprobarlo de primera mano a través de la proyección de la película Legna: habla el verso saharaui,  dirigida por Juan RoblesBahía Awah y Juan Carlos Gimeno. Esta obra ha obtenido el Primer Premio en la XI Edición del Festival Internacional de Cine del Sáhara (FISAHARA). Cuyo  contenido audiovisual  nos introdujo en un hermosos relato donde la cultura saharaui se pone de manifiesto a través de diversos elementos donde se conjugan los versos recitados por sus autores  en hasanía3 y en castellano, cantando a los combatientes, a las mujeres, a los niños,  y especialmente a la tierra añorada. Resonando en unos paisajes de horizontes amplios, de tonalidades doradas, con abundancia de arena, con acacias,  con cielos de altos y nítidos azules, con singulares montañas pulidas cual piel de animal titánico y en calma, con interiores de jaimas de colores audaces a la vez que cálidos...  Cultura de la que se enorgullecen, con la que saben que son y la que quieren aportar al mundo y recibir de él. 

  Conocer su historia, es consustancial a entender las diferentes manifestaciones artísticas, donde observamos que el dolor que sufren por una causa injusta no les ha hecho perder la esencia.

Dice la poeta Salka Embarek en  PARA SALVARME LLEVO OTRO NOMBRE

Para salvarme, llevo otro nombre,
para librarme, otra familia, otro país,
para auxiliarme, otro destino,
otra casa, otro camino,
otro vestido han puesto en mí.
La suave patria atraviesa el tiempo,
cruzó el océano y nos llama en la noche.
En la calima viaja,
la empuja un siroco,
y un lamento nacido
el mismo día que yo.
Deja madre que mi pupila vuelva
a posar la vista sobre el recto camino
que lleva a Smara,
déjame sentar las manos
en la fría arena de las estrellas,
y beber caliente
el amargo té de nuestra Causa.
Vuelvo a ti sin miedo a nada
para salvar mi nombre y encontrar mi casa,
con el vestido puesto
andar tus caminos
y alzar nuestras almas
ganando la Patria.


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 1.Cieza ha sido sede de las "III Jornadas Universitarias sobre la Cultura Saharaui" organizadas por la delegación Saharaui para la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia con la colaboración de la Universidad de Murcia y la Universidad Politécnica de Cartagena. Con los siguientes  actos realizados:

30/09/14, en el Aula de Cultura de la Fundación Cajamurcia.
-Foro por el Pensamiento y el Dialogo organizó la mesa redonda "Cooperación internacional con el Sahara Occidental y la explotación de recursos naturales",  en la que se contó con la participación de Jatari Hamudi, rector de la Universidad de Tifariti (primera institución de enseñanza superior saharaui construida en la parte del Sáhara Occidental controlada por el Frente Polisario); Buchraya Hamudi, representante del F. Polisario para España y miembro del secretariado nacional del Frente Polisario; y Lola Vicente Quiles, Concejal de Bienestar social y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Molina de Segura; la mesa estuvo  moderada por Conrado Navalón Vila, profesor de Psicología de la Universidad de Murcia.

 31/09/14, en el Club Atalaya- Ateneo de la Villa.   
-Proyección  la película Legna: habla el verso saharaui, que ha contado con la presencia de distintos representantes del Pueblo Saharaui y de Bahia Awah, escritor saharaui y uno de los directores de la película.

2. Nombres propios,  combativos desde sus diferentes disciplinas artísticas. En los enlaces que se anotan al final (entre otros muchos) de este texto  se puede obtener información sobre su formación, sobre su trayectoria y sobre las actividades  que van realizando. En música, en literatura, en pintura… y también en el desarrollo de este pueblo que aspira  tener suelo independiente y que ha creado y  mantiene un gobierno independiente, al que se le debe tratar desde su soberanía.

3. El hassanía o hasanía  ( «habla de Hassan») es un dialecto árabe.


http://www.arteporlapaz.org/?page_id=2012


Y en  http://foropensamientoydialogo.blogspot.com.es/ se podrá obtener toda la información sobre los interesantes temas expuestos en la mesa redonda  por Buchraya Hamudi,  Lola Vicente Quiles y Jatari Hamudi (según orden de intervención).


 © Rosa Campos Gómez