Pensando en Teresa Romero (enfermera
española, fuerte y solidaria), que ha superado al ébola; en los médicos del Hospital Carlos III (grande la Sanidad Pública
española); en la curación de la hermana Paciencia (enfermera africana, fuerte
y solidaria) que se ha curado en África,
donando ya dos veces su suero sanguíneo porque contiene anticuerpos del virus
letal, y eso le confiere posibilidad de curar.
Pensando en estas cosas gratificantes de la
vida, hemos llegado también a las penas
de un continente con suficiente riqueza para que nadie pase hambre, ni tenga sed, ni las
enfermedades causen tantas muertes, ni salgan tantos hombres y mujeres que se
arriesgan a viajar en pateras y que se encaraman a las vallas de la miseria. Y aun pensando en todo esto, qué poco sabemos de África...
Dos obras, para intentar acercarnos a la creatividad africana contemporánea, una pintura:
Economistas en bicicleta (2001)
de Chéri Samba, pintor nacido en la República
Democrática del Congo(1956)
Y el relato poético de Tolba Phanem, poeta africana,
luchadora por los derechos civiles de la mujer, titulado:
LA CANCIÓN DEL HOMBRE (2007)
(también llamada del Niño, del Alma y de los Hombres)
Cuando
una mujer de cierta tribu de África descubre que está embarazada, se va a la
selva con las otras mujeres y medita y reza hasta que aparece la "canción
de la nueva criatura". Cuando nace el bebé, la comunidad se junta y le
cantan su canción.
Luego,
cuando el niño comienza su educación, el pueblo se junta y le cantan su
canción.Cuando se convierte en adulto, la gente se junta y le cantan su canción.
Cuando
llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción.
Finalmente,
cuando su alma está por irse de este mundo, la familia y los amigos se
aproximan y, al igual que en su nacimiento, cantan su canción para acompañarlo
en el "viaje".
En
esta tribu de África hay otra ocasión en la cual se canta la canción.
Si
en algún momento la persona comete un crimen o un acto social aberrante, lo
llevan al centro del poblado y la gente de la comunidad forma un círculo a su
alrededor. Entonces le cantan su canción.
La
tribu reconoce que la corrección de las conductas antisociales no es el
castigo. Es el amor y el afianzamiento de su verdadera identidad.
Cuando
reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de
perjudicar a nadie.
Tus
amigos conocen "tu canción" y la cantan cuando tú la olvidas.
Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes o las
oscuras imágenes que muestras a los demás.
Ellos
recuerdan tu belleza cuando te sientes feo.
Tu
integridad cuando estás quebrado.
Tu
inocencia cuando te sientes culpable, y tus propósitos cuando estás confuso.
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