miércoles, 22 de octubre de 2014

DE ÁFRICA


    Pensando en Teresa Romero (enfermera española, fuerte  y solidaria),   que ha superado al ébola; en los médicos del Hospital Carlos III  (grande la Sanidad Pública española); en la curación de la hermana Paciencia (enfermera africana, fuerte y solidaria) que se ha curado en África,  donando ya dos veces su suero sanguíneo porque contiene anticuerpos del virus letal, y eso le confiere posibilidad de curar.

   Pensando en estas cosas gratificantes de la vida,  hemos llegado también a las penas de un continente  con suficiente  riqueza para que nadie  pase hambre, ni tenga sed, ni las enfermedades causen tantas muertes, ni salgan tantos hombres y mujeres que se arriesgan a viajar en pateras y que se encaraman a las vallas  de la miseria. Y aun pensando en todo esto, qué poco sabemos de África... 

  Dos obras, para intentar acercarnos a la creatividad africana contemporánea, una pintura:



Economistas en bicicleta (2001)

de Chéri Samba, pintor nacido en la República Democrática del Congo(1956)




  Y el relato poético de Tolba Phanem, poeta africana, luchadora por los derechos civiles de la mujer, titulado:

LA CANCIÓN DEL HOMBRE (2007)
(también llamada del Niño, del Alma y de los Hombres)

     Cuando una mujer de cierta tribu de África descubre que está embarazada, se va a la selva con las otras mujeres y medita y reza hasta que aparece la "canción de la nueva criatura". Cuando nace el bebé, la comunidad se junta y le cantan su canción.

   Luego, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se junta y le cantan su canción.Cuando se convierte en adulto, la gente se junta y le cantan su canción.

   Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción.
Finalmente, cuando su alma está por irse de este mundo, la familia y los amigos se aproximan y, al igual que en su nacimiento, cantan su canción para acompañarlo en el "viaje".

   En esta tribu de África hay otra ocasión en la cual se canta la canción.
Si en algún momento la persona comete un crimen o un acto social aberrante, lo llevan al centro del poblado y la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor. Entonces le cantan su canción.

  La tribu reconoce que la corrección de las conductas antisociales no es el castigo. Es el amor y el afianzamiento de su verdadera identidad.
Cuando reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de perjudicar a nadie.

  Tus amigos conocen "tu canción" y la cantan cuando tú la olvidas. Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes o las oscuras imágenes que muestras a los demás.

   Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo.
   Tu integridad cuando estás quebrado.
  Tu inocencia cuando te sientes culpable, y tus propósitos cuando estás confuso.



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