martes, 30 de septiembre de 2014

SIMPLICIDAD, DE ANA ALMELA LUCAS


Rosa Campos Gómez

Simplicidademí es la obra que Ana Almela Lucas (Cieza), nos ofrece en la Sala de `La Pecera´ del Museo de Siyâsa (25/09 -12/10), comisariada por el director del mismo, Joaquín Salmerón. El título de esta exposición deviene de “Simplicidad Significativa”, surgido primitivamente como enunciado del proyecto de fin de carrera (BB AA, Universidad de Granada), realizado en 2002. 



   Si en otras ocasiones, y bajo esa búsqueda, se ha centrado en el estudio de la naturaleza y del cuerpo humano, ahora lo hace consigo misma como eje principal, a través  de la pintura, de la fotografía y del collage, a los que ha dado vida utilizando, entre otros materiales,  lienzos preparados por ella, pigmentos que aglutina con látex,  recortes de imágenes: “Algo que heredé de mi padre, él tenía en un cajón recortes de ojos, piernas, objetos.. que luego utilizaba para crear pequeñas obras para ilustrar algunos de sus poemas”. Y junto a ellos algo a lo que la propia artista les confiere valor: “las fotografías tienen un peso importante pues es de donde nacen las obras pictóricas y a la vez son en sí una obra”.






  Nos encontramos con trabajos donde la figura  es inequívoca, a la vez que difusa en algunos casos –por efecto de la veladura y de la línea en fuga–, remitiendo a un interior  donde lo sentido  se traduce en un lenguaje  plástico  que impone. El negro y los grises predominan,  y entre ellos colores casi quebrados en la pinturas, destacando las gamas de rojos, amarillos y azules, aplicados  de manera acuarelada  en zonas precisas; subiendo mucho más el tono  y  ocupando más espacio en las fotografías.  


  Vemos formas físicas de la propia autora, que  nos conducen a su interior, ese lugar no tangible donde habita la búsqueda de esa  esencia  personal que comulga con la simplicidad. Una conexión  que aspira a tocar lo más autentico del ser humano, el de ella, y a enlazarlo,  por comunidad sensorial,  con esa parte que se halla en el espectador que a mirar se detenga.

                                        
                                                                            
      Nos detenemos ante la imagen femenina,  que sobre un inmenso lienzo emana un poder visible a pesar del muro en gris oscuro, y a pesar, o no, de unas mayas que ofrecen  cuando menos dos lecturas posiblemente compatibles:   redes como rejas elásticas  que intentan sujetar el caminar para que no se salgan del sitio que la sociedad marca, redes con aberturas  lo suficientemente amplias para que se pueda ver, o acceder, a la hondura. 

    Un expresionismo muy particular está presente  en estas pinturas, también en las fotografías tratadas por la creadora de `Simplicidademí´, que a su vez es la protagonista  –retratos tomados en su día por Marina Urías– ,  donde los trazos de color aplicados y las líneas acusadas le  otorgan una fuerza provocadora y dinámica que se suma a la que ya contienen las imágenes.

   Junto a la figura, las redes  llegan a adquirir un protagonismo  que deja su timbre en todas las obras, esgrimiendo un lenguaje  que el espectador debe interpretar. Mas antes  de indagar en esa comunicación que se nos propone, se hace necesario reconocer algo que nos llega en un primer plano intuitivo, al mismo mirar cualquiera de los trabajos expuestos: una capacidad de riesgo importante, de transgresión,  que indica el potencial que tiene Ana Almela como creadora de un mundo singular en el que –como todo lo artístico–  nos abre la puerta invitándonos a entrar, a sentir.



      Reverso de tarjeta con el poema escrito por su padre para la obra que contiene esta  exposición.



© Rosa Campos Gómez

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