Rosa Campos Gómez


Un largo camino desde que diera sus
primeros pasos en el aprendizaje académico: la Escuela del Zaraiche, pasando
después a la Escuela Municipal de Música, donde se inició con el requinto (el instrumento más agudo de la familia del clarinete) ya que era muy pequeña y no podía con un
clarinete normal dedicándole más tiempo a este último porque
sus dedos eran muy pequeños para ajustarse al primero.

Háblanos
de tus inicios en el canto.
Con seis o siete años comencé a cantar en
el coro de mi Colegio Juan Ramón Jiménez
con don Juan Sánchez como director del coro y del propio colegio. A los 12 me
apunté con varias amigas al `Coro de Amigos
de la Música´, esta experiencia con el canto coral me marcó mucho y a partir de
ahí empecé a tener claro lo que quería. Conocí a gente del mundo de la música
que me animó bastante para realizar la
carrera de canto. Cuando comencé el
instituto me enteré de que hasta los 18 años no se puede estudiar Canto porque
el cuerpo todavía no está totalmente desarrollado, la pubertad es un periodo de
cambios importantes. Se produce un alargamiento de las cuerdas vocales y es a
los 18 años cuando todo este proceso se estabiliza. Cuando tenía 19 años hice la prueba para el
Conservatorio Profesional de Música de
Murcia, pero mi padre me dijo que era una carrera larga, que terminaría con 29 años y que eso era
mucho tiempo, que buscara otras opciones, y aquí tengo que romper una lanza a
favor de mi madre, ella luchó para que estudiara lo que más me apasionaba: la
Música y el Canto.
¿Qué
recuerdas de tus años en el Conservatorio?
Los
primeros años fueron agridulces por los
constantes cambios de profesorado en mi especialidad, la asignatura de Canto. Aunque tuve una profesora que me enseñó bastante, Encarna Aurora Serna. Solo me
dio un año, pero tomé apuntes de lo que explicaba sobre técnicas; apuntes muy
valiosos que todavía hoy repaso. Años más tarde accedí al Conservatorio
Superior de Música de Murcia para realizar la especialidad de Pedagogía del
Lenguaje y de la Educación Musical, o lo que antiguamente llamábamos la carrera
de Solfeo. Decidí cambiar a esta
especialidad y dejar el Canto sólo para
mis ratos libres y por puro placer. Tuve
en cuenta el consejo de mi padre: “que sea algo que te dé de comer”. Además, lo que realmente me apasiona es la enseñanza
del lenguaje musical y esta especialidad me reportaba lo que pretendía en aquel
momento. Dedicarte al mundo del canto en plena crisis era algo impensable. Por
desgracia no se valora el trabajo del músico.
Es Profesora de secundaria en el Centro `El Ope´, de Archena. Ha trabajado durante
cinco años como profesora de Lenguaje musical y coro en la Escuela Municipal de
Música de Abarán, y además, actualmente, trabaja en un colegio de Murcia especializado en autismo,
y afirma que esto le gusta más que subir a un escenario:
Escuchar a estos alumnos especiales cantar,
hacer ritmos o bailar es una sensación maravillosa que no cambio por nada.

Y directora de la compañía Lírica `Amigos
de la Zarzuela´, de Abarán, donde lleva tres años dirigiendo el coro de la
misma e impartiendo talleres de Canto y Ópera.
Con ellos he realizado una adaptación
teatral de Las Bodas de Fígaro, de
Mozart, una experiencia muy gratificante.
Me gusta porque me permite mantenerme en contacto con la música,
académicamente hablando, implicarme más directamente. Ahora vamos a preparar dos zarzuelas. Me gusta
más verlos a ellos como trabajan y evolucionan, que hacer yo un concierto de
cine. Son unos artistas, tienen más tablas que algunos músicos de
conservatorio. Ellos cantan de oído y apenas saben lo que leen en la partitura
pero viven y sienten la música como pocos.
Decíamos
al principio que es frágil en apariencia, queda explícito que es sólo en
apariencia, porque si miramos su quehacer vemos que posee una energía
arrolladora que puede con mucho de lo que le echen en música, aunque con todo
no sería humanamente posible:
Me llaman para muchas cosas, a las que
tengo que decir que no porque me faltan manos, voz y tiempo.
Quiere acercar todo lo que envuelve a los
creadores clásicos a los alumnos, motivarlos desde todos los ángulos que le sea
posible, el traducir las letras de las obras
de los autores clásicos es uno de los que considera más importantes.
En la enseñanza me gustaría mejorar algunos
aspectos de lo que a mí me han enseñado, por eso estoy trabajando en unos
cuadernillos que centren a los alumnos en lo que están aprendiendo, que sepan
ubicar a los autores clásicos con su música y el contexto en el que vivieron,
que tengan las letras de sus canciones traducidas para que sepan de entrada de
lo que va el tema. Mi vida laboral me
lleva por esos derroteros.
Hablar
con Patricia Dato un mínimo de tiempo
lleva implícita una clase de
música gratis, así lo siento cuando
responde a mis preguntas sobre su tesitura de voz y sus preferencias.
Tengo facilidad para hacer los pianos, y en
especial me gusta el lied, que es una canción lírica que se cantaba en Alemania
y también en Francia durante el Clasicismo y sobretodo en el Romanticismo, la
letra es un poema cantado por una voz solista, acompañada casi siempre de piano.
En España tenemos su equivalente en obras de Falla, Turina y Granados. La letra
de los lieder son poemas de grandes escritores como Goethe o Víctor Hugo. Me
gusta mucho cantar poesía, recuerdo como nos recitaba poesía en el instituto el
profesor José Carrasco, recuerdo la
musicalidad de su voz quebrada. Con la poesía me emociono mucho, puedo llegar a
llorar cuando la leo, (no podía leer la de mi padre cuando él vivía, imagínate
ahora). Pienso que se debe de haber sufrido mucho cuando se escribe algo tan
sentido y eso me conmueve –en este
momento se trasluce la emoción en su voz, hace una pausa y continúa– .También he cantado ópera. Mi registro
es de soprano lírico ligera, se adapta a
las obras que requieren una voz ligera y clara.
Hay algo que continúo haciendo desde hace
unos 15 años y que no lo dejaría por nada: formo parte del coro `Xolo de Voces Blancas´ de Molina de Segura. “Xolo”
es el nombre que tienen las canciones que cantaban en América los esclavos en los días de fiesta, para agradecer la vida
y la libertad. Y es de voces blancas
porque está compuesto solo por mujeres. Se llaman así a los coros compuestos
por niños o por mujeres. Con estas características hay solo dos coros en
España. Lo dirige Bernadet Kühne, una directora
excepcional, de la que he aprendido mucho. Hemos actuado en diferentes
provincias de España y de Italia y
hemos ganado varios concursos nacionales
e internacionales, como el 1º Premio en el XLI Certamen de Ejea de los
Caballeros (Zaragoza) y Cantonigros (Barcelona).
Un proyecto en
marcha junto al pianista Pablo Martínez Pino.
Estamos preparando un ciclo de lieder basado
en el romanticismo alemán, obras de R. Strauss, Schubert y Schumann. Pablo es
un compañero con el que me gusta trabajar,
ahondamos en los matices, en la esencia de esta música, y disfrutamos mucho en
los ensayos.
Independientemente del género que sea, sobre escuchar música dice:
María Callas es la cantante a quien más
admiro, incluso en las grabaciones que tiene con defectos considero que es la
mejor por la pasión que pone, por cómo interpreta… ¡si murió de amor!, eso lo
dice todo. También a Teresa Berganza, Victoria de
Los Ángeles, pero la Callas es única. En
voces masculinas disfruto y estudio la técnica de don Alfredo Kraus.
Me gusta el jazz (especialmente las
voces de Billie Holiday, Sarah Vaughan, Diana Krall, Ella Fitzgerald). Y Eric Clapton, Los Beatles... Alguna vez he interpretado algunas de sus canciones, y lo hago con agrado aunque sufro un poco porque con este tipo de música se
utiliza el micrófono y no sé con precisión cuanto tengo que contener la voz.
Si la música es buena me gusta, lo que echo de menos
es tener más tiempo para escucharla.
Y en literatura:
Suelo leer
a Mario Benedetti, Ángel González, Luis Cernuda, Luis García Montero…
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Había varios sitios para el encuentro,
entre ellos el despacho de su padre, opté sin dudarlo por ese
lugar, donde nos reunimos una tarde cobijadas entre sus libros y su música, sorprendiéndome
de los numerosos discos impecablemente ordenados y anotados por el hombre
cercano y apasionado con el que compartíamos todos los sierperos grandes horas
de Sierpe y de Laúd, colectivo con el que también ella ha colaborado siempre
que se le ha pedido.
Patricia
Dato es amable, cercana, ama lo
que hace y lo lleva a cabo de excelente manera, quienes hemos tenido la suerte
de escucharla lo sabemos. Recuerda que su
padre le decía: “Un músico tiene que sentir la música y si no es mejor que no
se suba a un escenario”. Y ella la siente y lo transmite, para gozo de los que
vivimos en lugares más alejados de los
centros capitalinos donde más frecuentemente se programa la música clásica, y
es que a menudo la vida, si sabemos leerla, es muy generosa.
Rosa Campos Gómez
Rosa Campos Gómez
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