sábado, 13 de septiembre de 2014

`LA URRACA´, CUENTO RUSO

La urraca 
de  Alexeí N. Tolstoi (1983-1945)
de la edición `Literatura infantil´.  Moscú, 1991. 




Alexeí Nikolaievich Tolstoi, el "otro Tolstoi", como cabría llamarle pensando en su homónimo, el coloso de Guerra y paz, Lev Tolstoi, nació en 1883 en la región de Sarátov, su madre, sobrina-nieta de otro gran escritor ruso, Turguéniev, abandonó a su  marido y a otros hijos, para alejarse de la espesa sociedad provinciana y para unirse a otro hombre de quien esperaba un hijo, a nuestro autor.
A.N. Tolstoi empezó a publicar versos hacía 1905. Escribió muchas y buenas novelas, tuvo muy buena crítica, sobre todo de las novelas Pedro I  (zar ruso) y  La infancia de Nikita  (1921), parcialmente autobiográfica. En 1921, se trasladó  de París a Berlín, participando en un grupo de intelectuales emigrantes que toman el nombre de "Cambio de hito", que tienden a reconciliarse con el nuevo poder soviético. En 1923, regresó a Moscú donde se entrega a una intensa producción literaria, a veces de signo marcadamente político.
 También dedicó tiempo a la literatura infantil, dejando un buen número de cuentos que son muy populares, entre los que se encuentra La urraca, que  un día traduje.
                                                                                                                           Katya Abad






                 LA URRACA

   Detrás del puente del pueblo, donde estaban las matas de frambuesas y arbustos llenos de "melindres” rellenos con miel, se podía ver todas las mañanas a una urraca de plumas blancas en los costados. La urraca todos los días se comía las frambuesas y los "melindres". Cuando se sentía llena se limpiaba el piquito y la naricita y volvía a su casita para dar de comer a sus hijitos. Un día un pajarito azul, que era vecino de la urraca le preguntó:
   -¿De dónde traes todos los días esas frambuesas y melindres? A mis hijos también les gustaría comerlos, ¿me puedes enseñar el sitio?
    La urraca le contestó:
   -Ese lugar está muy lejos, en los infiernos.
    Entonces el pajarito azul le dijo:
  -Me estas engañando, en el infierno solo hay piños secos y vacíos de los pinos y abetos. Dime la verdad o me obligas a espiarte.
  La urraca se asustó de que el pajarito azul descubriera el sitio y se lo contara a otros pajaritos y volvió otra vez a las matas de las frambuesas. Comió hasta sentir dolor en la barriga. Con mucha dificultad y malestar llego a su casita. Les dio de comer a sus hijitos y se acostó diciéndoles que estaba muy cansada. El pajarito azul la visitó, y al verla tan malita le preguntó:
   -¿Te duele algo?
   A lo que la urraca le contesto:
   -Esta mañana trabajé mucho y me duelen todos los huesos.
   El pajarito azul siguió preguntando:
  -¿No será que te sientes mal por otro motivo?  Yo conozco un sitio donde crece una hierba que se llama  "Sandrit" , que te puede curar.
   La urraca le pidió que le explicara dónde estaba el sitio y el pajarito azul le dijo:
   -En los infiernos.
   La urraca recordó que el pajarito había dicho que allí solo había piñas secas y vacías. 
    El pájaro azul se fue deseándole que se recuperara pronto.
   A la urraca se le cayeron las plumas  de un costado y ahora todos la llamaban la urraca-calva. La glotonería, la tacañería y la avaricia la enfermaron y se quedó sin amigos.



...

Katya Abad cursó  Periodismo  en la Universidad Lomonosov de Moscú. Durante  14 años trabajó en Radio Moscú, en las transmisiones para Latinoamérica. Fue autora, directora y locutora del programa "Catalina contesta a los amigos", que se transmitía a Cuba. Posteriormente trabajó como corresponsal en distintos países de Latinoamérica. Ha publicado un libro de Memorias.



 © Katya Abad

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