sábado, 6 de septiembre de 2014

IZQUIERDAS Y DERECHAS

Antonio Gómez Villa

En términos sociales ambos conceptos son contrarios. Hacer un estudio evolutivo de su significado a lo largo de la historia, daría prácticamente para toda una tesis doctoral. Y no es el caso.
Un elemento a tener en cuenta es el significado que para las derechas tienen las izquierdas y viceversa. Y esto último es lo que tiene al personal descolocado. Formaciones otrora de izquierdas pero que realizan en la actualidad una política económica de derechas, o movimientos y personalidades de derecha que son referente hoy de una política de solidaridad…¿dónde las encuadramos actualmente?[1].
A lo largo de los tiempos la derecha ha llevado siempre la iniciativa y se ha apropiado de términos tales como el orden y la paz, la tradición, el sentimiento cristiano, la defensa del concepto de familia. Al amparo de esta coartada ha conseguido el poder para la defensa de sus intereses y ha confeccionado una sociedad donde prevalece la persona capaz de crear riqueza por su inteligencia y esfuerzo. Dicho todo, evidentemente de manera simplista. La izquierda, por el contrario, ha ido siempre a remolque apareciendo como un movimiento defensivo, recibiendo los calificativos contrarios a la sociedad anterior, caos, violencia, ateísmo, terrorismo, sinrazón. Y por todo ello ha pagado un alto precio.
Escuchamos en la prensa mensajes intencionados de que hoy ambos conceptos están superados. Craso error. El objetivo es confundir al personal. Y es otra batalla a librar en el marco del mundo global de hoy. Se trata de difundir la idea de que no existen otras diferencias que el esfuerzo personal de cada uno en la vida para explicar el ritmo de la evolución social[2].
Otra cosa bien distinta es la percepción de quién es cada cual. Las clases sociales existen y existirán siempre. El problema es que los perfiles cada vez son menos nítidos y hoy esta lucha es tan compleja que resulta complicado diferenciar. Es como preguntarse si existe el capitalismo. Claro que existe, pero no el capitalismo de

principio de siglo, sino una evolución hacia otro tipo de capitalismo caníbal donde se crean superestructuras de lucha feroz por intereses de enriquecimiento brutal y donde el control de la sociedad es el objetivo para tal fin. El papel de los massmedia[3] sigue siendo fundamental para ello, pero incluso ya no es tan determinante. Aparecen nuevas herramientas, algunas invisibles y desconocidas, cuya misión es el control social a los mayores niveles posibles[4].
En todo este maremágnum asistimos atónitos a noticias que en otra época nos harían sonrojar Hoy parece formar parte natural de ese mundo que nos están fabricando de forma artificial pero al mismo tiempo muy eficiente. Noticias como los escándalos financieros, el más reciente, el del Sr. Puyol, Eres de Andalucía, el caso Gürtel y tantos y tantos otros de una lista interminable de corrupción, se suceden ante los ciudadanos como algo natural y es que el denominador común es la “impunidad”. No existe justicia para esto[5]. Todos son iguales, oímos. Los mensajes subliminales que de ello se desprenden son harto elocuentes.
En esta nueva situación, la crisis económica se explica como elemento de reparto de la riqueza de siempre. Los ricos, más ricos y los pobres, más pobres. En países con inexistentes estructuras económicas como España, las consecuencias han ahondado más en el aumento de las desigualdades sociales y de pobreza y las familias han sufrido en sus carnes la tragedia. Ello ha llevado a una indignación social cuyo alcance no se conoce y está poniendo nerviosos a los centros de poder. Las últimas elecciones europeas han sido un toque de atención a pesar que la situación electoral está perfectamente controlada[6].
Luego están las contradicciones de vivir en esta sociedad a la que nadie es ajeno. La corrupción nos rodea y de una u otra forma, participamos de ella. La educación recibida condiciona[7] igual que la sociedad de consumo. Así que ser de izquierdas o de derechas parece trasnochado y hoy mola el de ser progresista que reivindican tanto unos como otros.
Pero los términos siguen teniendo validez. La derecha lucha por mantener sus privilegios. Es a lo que están acostumbrados. Usan todos los medios a su alcance que son la mayoría de un concepto de Estado que es como un guante perfecto para esa defensa. La izquierda necesita de una transformación social para participar en el reparto de la riqueza hacia una sociedad más igualitaria. Y eso cada vez es más difícil porque cualquier transformación social o es una revolución violenta[8] o es producto de una conciencia social que sólo se consigue mediante la educación. Por eso es tan importante el control de ésta y ello explica el ataque sistemático hacia la Escuela Pública.
En definitiva ambos términos son antagónicos y siguen teniendo validez en una lucha permanente por el poder. Desde un punto de vista histórico, el partido se salda, sin paliativos, con goleada por parte de la derecha.




[1] ¿Es el PSOE un partido de izquierdas, cuando en sus estatutos se abandona el socialismo y se sustituye por la socialdemocracia; y a cuyos dirigentes al llegar a la Presidencia del Gobierno, no les duelen prendas en practicar desde una reconversión salvaje de sectores productivos del país hasta una reforma laboral que priva de derechos sindicales elementales a los trabajadores? Por otro lado, Los movimientos o personalidades de la Iglesia tales como el de Liberación, Mensajeros de la Paz, Cáritas, la Madre Teresa de Calcuta, ¿pueden ser considerados de derechas?
[2] Y esto mismo con ser fundamental, no depende exclusivamente de cada uno de nosotros, sino que está supeditado a la política social que se practique de integración o exclusión social, de igualdad de oportunidades, de acceso a los medios de producción y un largo etc.
[3] Grandes medios de comunicación de masas.
[4] Sociedades económicas secretas, el planeta global de internet, sistemas de satélites con misiones muy específicas, el mundo de la guerra y todo lo que se mueve en torno a la fabricación y venta de armas, los centros supranacionales de poder, el capital multinacional, la pérdida de poder de los gobiernos en el control de la emisión de moneda y un largo etc.
[5] Y ello sin hablar de las sociedades que se dedican a la estafa y al robo sin que ningún gobierno se atreva a meterles mano. Sirva el ejemplo de las empresas de telefonía en las que cada vez es más difícil encontrar a un ciudadano que no las haya sufrido.
[6] Leyes electorales tales como el voto no proporcional, la representación de territorios frente a sus poblaciones, las circunscripciones electorales, los correctivos como la ley D´Hont, etc., hacen prácticamente inviable una representación democrática de la sociedad. Es la consagración del sistema bipartidista, de facto, aliados del poder.
[7] Es curioso constatar como sindicalistas se pliegan ante la reivindicación de la mujer de “a igual trabajo, igual salario”, por ejemplo. Y es que la educación machista pesa, aunque uno sea un dirigente de izquierdas.
[8] Para la que se tienen que dar unas condiciones sociales muy extremas y que una vez producidas suelen fracasar pues dependen del componente social de las élites que las dirigen. La historia más reciente así nos lo confirma.




 © Antonio Gómez Villa

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