Jesús A. Salmerón Giménez
«Mientras le preparaban la cicuta, Sócrates aprendía un aria para flauta. “¿De qué te va a servir?”, le preguntaron. “Para saberla antes de morir.”»
Cioran
Hay
lecturas que alientan toda una vida. Descubrí a Montaigne a través de otra lectura:
«No me canso de leer los Ensayos de Montaigne» –escribe Pla en El quadern gris–
«Paso con ellos horas enteras, de noche, en la cama. Me producen un efecto
plácido, sedante, me dan un delicioso reposo. Encuentro en Montaigne una gracia
casi continua, llena de incesantes e inagotables sorpresas. Una de ellas
proviene del hecho de que Montaigne tiene una idea muy precisa de la
insignificante posición del hombre en la tierra».
Hace
de eso ahora veinte años y desde entonces no paro de releerlo: Cuando creo que
ya he leído el libro, que conozco bien sus entresijos, una nueva relectura me
revela facetas diferentes. Los Ensayos atesoran para mí una enorme riqueza
después haberlos leído y amado tantas veces: no por eso dejo de envidiar a los
que tienen la suerte, el placer extraordinario de leerlos por primera vez.
Dice
Calvino algo en lo que estoy muy de acuerdo: “Tu clásico es aquel que no puede
serte indiferente y que te sirve para definirte a ti mismo en relación y quizás
en contraste con él”. Eso representa para mí Los Ensayos de Montaigne.
Leed
sus ensayos (este genial escéptico inventó el término "ensayo" para
referirse a una prueba de juicio con base en el estudio de uno mismo): ojead
los títulos por si hay alguno que os interese, a lo mejor, luego no trata de lo
que parece. Da igual, dejadlo hablar y os daréis cuenta que ya estáis hablando
también con él.
Como
sostiene Savater: “Quizá una de las claves del duradero interés no académico
que suscita Montaigne es que no vivió para pensar sino que pensó para vivir:
sus reflexiones, ondulantes y a menudo contradictorias, poseen la irremediable
inquietud de la existencia real".
Los
Ensayos constituyen una guía para la vida. Montaigne representa el gusto de
vivir, la curiosidad por lo distinto, "el asombro respetuoso hacia la
variedad de lo real, hacia la sagrada integridad humana" (Muñoz Molina).
Aunque la mejor definición de lo
que hizo Montaigne (un intento de respuesta a por qué nos sigue hablando a
través de los siglos), se encuentra en el libro de Sarah Bakewell, Cómo vivir o una vida con Montaigne:
"Escribir acerca de uno mismo para crear un espejo en el que otras
personas reconozcan su propia humanidad"; un libro maravilloso sobre uno
de los escritores más extraordinarios de todos los tiempos. Sarah Bakewell
cuenta la vida de Montaigne como una guía para la vida, como un tratado
divagatorio (en el que cada uno de sus veinte capítulos lleva como título la
misma pregunta repetida y veinte tentativas o ensayos de respuesta: ¿cómo
vivir? ): "No te preocupes demasiado por la muerte"; "presta
atención"; "somételo todo a examen"; "preserva una
habitación propia"; "sé sociable y vive con los otros";
"despierta del adormecimiento de la costumbre"; "vive con
templanza"; "preserva tu humanidad"; "haz algo que nadie
haya hecho antes"; "asómate al mundo"; "haz bien tu
trabajo, pero no demasiado bien"; "no quieras controlarlo todo";
"sé común e imperfecto"; "deja que la vida sea su propia
respuesta".
Como dijo Gustave Flaubert a sus
amigos: "Leed a Montaigne... Os tranquilizará". Pero también añadió:
"Leedlo para vivir".
Enlaces de interés
https://www.youtube.com/watch?v=vKKuhu0NPrA
https://www.youtube.com/watch?v=Rr0jF7m3xcA
https://www.youtube.com/watch?v=0Nu6Dw3J_y0
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© Jesús A. Salmerón Giménez
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