domingo, 6 de julio de 2014

LEED A MONTAIGNE

                                 
                                                                                                    
Jesús A. Salmerón Giménez

«Mientras le preparaban la cicuta, Sócrates aprendía un aria para flauta. “¿De qué te va a servir?”, le preguntaron. “Para saberla antes de morir.”»
                                                                                           Cioran

                Hay lecturas que alientan toda una vida. Descubrí a Montaigne a través de otra lectura: «No me canso de leer los Ensayos de Montaigne» –escribe Pla en El quadern gris– «Paso con ellos horas enteras, de noche, en la cama. Me producen un efecto plácido, sedante, me dan un delicioso reposo. Encuentro en Montaigne una gracia casi continua, llena de incesantes e inagotables sorpresas. Una de ellas proviene del hecho de que Montaigne tiene una idea muy precisa de la insignificante posición del hombre en la tierra».

                Hace de eso ahora veinte años y desde entonces no paro de releerlo: Cuando creo que ya he leído el libro, que conozco bien sus entresijos, una nueva relectura me revela facetas diferentes. Los Ensayos atesoran para mí una enorme riqueza después haberlos leído y amado tantas veces: no por eso dejo de envidiar a los que tienen la suerte, el placer extraordinario de  leerlos por primera vez.

                Dice Calvino algo en lo que estoy muy de acuerdo: “Tu clásico es aquel que no puede serte indiferente y que te sirve para definirte a ti mismo en relación y quizás en contraste con él”. Eso representa para mí Los Ensayos de Montaigne.
                Leed sus ensayos (este genial escéptico inventó el término "ensayo" para referirse a una prueba de juicio con base en el estudio de uno mismo): ojead los títulos por si hay alguno que os interese, a lo mejor, luego no trata de lo que parece. Da igual, dejadlo hablar y os daréis cuenta que ya estáis hablando también con él.

                Como sostiene Savater: “Quizá una de las claves del duradero interés no académico que suscita Montaigne es que no vivió para pensar sino que pensó para vivir: sus reflexiones, ondulantes y a menudo contradictorias, poseen la irremediable inquietud de la existencia real".

               Los Ensayos constituyen una guía para la vida. Montaigne representa el gusto de vivir, la curiosidad por lo distinto, "el asombro respetuoso hacia la variedad de lo real, hacia la sagrada integridad humana" (Muñoz Molina).


       Aunque la mejor definición de lo que hizo Montaigne (un intento de respuesta a por qué nos sigue hablando a través de los siglos), se encuentra en el libro de Sarah Bakewell, Cómo vivir o una vida con Montaigne: "Escribir acerca de uno mismo para crear un espejo en el que otras personas reconozcan su propia humanidad"; un libro maravilloso sobre uno de los escritores más extraordinarios de todos los tiempos. Sarah Bakewell cuenta la vida de Montaigne como una guía para la vida, como un tratado divagatorio (en el que cada uno de sus veinte capítulos lleva como título la misma pregunta repetida y veinte tentativas o ensayos de respuesta: ¿cómo vivir? ): "No te preocupes demasiado por la muerte"; "presta atención"; "somételo todo a examen"; "preserva una habitación propia"; "sé sociable y vive con los otros"; "despierta del adormecimiento de la costumbre"; "vive con templanza"; "preserva tu humanidad"; "haz algo que nadie haya hecho antes"; "asómate al mundo"; "haz bien tu trabajo, pero no demasiado bien"; "no quieras controlarlo todo"; "sé común e imperfecto"; "deja que la vida sea su propia respuesta".

     Como dijo Gustave Flaubert a sus amigos: "Leed a Montaigne... Os tranquilizará". Pero también añadió: "Leedlo para vivir".



Enlaces de interés

https://www.youtube.com/watch?v=vKKuhu0NPrA
https://www.youtube.com/watch?v=Rr0jF7m3xcA
https://www.youtube.com/watch?v=0Nu6Dw3J_y0


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Jesús A. Salmerón Giménez (Cieza, Murcia, 1959). Sociólogo, desarrolla  su labor profesional en la Comunidad Autónoma de Murcia, en el área  de Protección a la Infancia. Buen lector, con cincuenta años de prácticas, impulsó la revista literaria El Caimán y es colaborador ocasional en las publicaciones de`La Sierpe y el Laúd´.  El origen del Universo ha recibido el primer premio en el IV Certamen Microrrelatos Libres - Memorial Isabel Muñoz (Diciembre, 2014).



 © Jesús A. Salmerón Giménez

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